domingo, 3 de marzo de 2013

Presidente de Francia y primer ministro de Turquía ordenaron asesinar al presidente Assad y a su ministro de Exteriores

La guerra secreta en Siria, documental del realizador Khadr Awarkh, revela en detalle el intento de asesinato contra el presidente sirio Bachar al-Assad y su ministro de Relaciones Exteriores, Walid al-Mouallem, preparado recientemente por les servicios de inteligencia de Francia y Turquía. El documental contiene declaraciones de dos espías arrestados en Damasco durante la operación que frustró el complot.
Los servicios de inteligencia de Francia y Turquía se habían concertado para infiltrarse, de conjunto, en el palacio presidencial de Damasco y en el ministerio sirio de Relaciones Exteriores mediante el reclutamiento o la manipulación de los empleados kurdos de varias empresas que realizan diversas labores de mantenimiento en los edificios oficiales sirios.
La operación de infiltración contó con el apoyo de los servicios de inteligencia de Israel y Estados Unidos.
El 17 de agosto de 2012, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, declaró: «Estoy consciente de la fuerza de lo que estoy diciendo. El señor Bachar al-Assad no merecería estar sobre la tierra».
Tres semanas antes, el presidente francés Francois Hollande había ordenado el asesinato de su homólogo sirio.
Las confesiones de dos espías reclutados por Francia y Turquía pueden verse en el sitio web de la agencia Asia a través de los siguientes vínculos:
- testimonio de Mouayyad Al-Hachtar,
- testimonio de Anas Abdel-Hakim AlHussaini.

Vía +RedVoltaireX 

La tortura que nos ocultan: Lee Hamilton, John Brennan y Abu Zubeida

La tierra se hunde bajo los pies de la Comisión Presidencial Investigadora sobre los Atentados del 11 de Septiembre. La principal fuente de su informe –Abu Zubeida, cuyas confesiones fueron producto de la tortura– ha pasado a ser considerada oficialmente como carente de valor. Y el agente de la CIA que supuestamente arrestó e interrogó a Zubeida ha reconocido que todo fue inventado.
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Lee Hamilton fue durante 34 años representante de Indiana en el Congreso de Estados Unidos. En 1975, redactó el informe que condujo a la adopción de la Doctrina Carter, para garantizar el acceso seguro a los yacimientos petrolíferos del Golfo, y a la creación del CentCom. Especialista en temas de inteligencia, fue miembro de varios Comités de la CIA. Se esforzó por enterrar los escándalos del Irángate y del 11 de Septiembre, como presidente de las comisiones investigadoras ad hoc. Tuvo además un papel crucial en el cambio de política de Estados Unidos en el Medio Oriente, como copresidente del Grupo de Estudio sobre Irak, en 2006.
Las audiencias de confirmación de John Brennan, seleccionado por Obama para dirigir la CIA, son el tema del momento. Sin embargo, paralelamente, otro tema vinculado a esa nominación ha sido ampliamente ignorado por los medios de difusión en Estados Unidos. Se trata de la historia de Abu Zubeida, cuyos supuestos testimonios –obtenidos bajo la tortura cuando Brennan dirigía el Centro de Amenazas Terroristas de la CIA– sirvieron de base a la versión oficial de los hechos del 11 de septiembre. Hace poco tuve la oportunidad de reunirme con Lee Hamilton, el ex vicepresidente de la Comisión Nacional sobre los ataques terroristas contra Estados Unidos. Lo interrogué sobre la nueva posición del gobierno con respecto a Abu Zubeida y sobre los graves problemas que ese brusco cambio implica para el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre.
En efecto, como subrayaba en mi anterior artículo sobre ese tema. Zubeida se halla en el centro de un proceso de cuestionamiento de la versión oficial sobre los ataques del 11 de septiembre [1]. Bajo el mando de Brennan, importantes pruebas contra al-Qaeda se obtuvieron gracias a las numerosas torturas que la CIA aplicó a Zubeida, con un mínimo de 83 simulaciones de ahogamiento, periodos en los que se le mantenía colgado del techo completamente desnudo, proyecciones violentas contra una pared de concreto y otros métodos experimentales igualmente atroces. Sin embargo, [desde septiembre de 2009], el gobierno de Estados Unidos afirma que Zubeida nunca fue miembro de al-Qaeda ni estuvo vinculado a esa organización. Así que no podía conocer la información que la Comisión sobre el 11 de Septiembre le atribuye.
Desde el inicio de nuestra conversación, Lee Hamilton me dijo que le costaba trabajo acordarse de Zubeida. Esa pérdida de memoria resulta extraña porque, en 2008, Hamilton escribió un artículo en el New York Times, con [el presidente de la Comisión] Thomas Kean, para describir como la CIA estaba poniendo trabas a la investigación sobre el 11 de septiembre. Y aquel artículo contenía precisamente numerosas referencias a Zubeida [2]. Afirmaba que «desde junio de 2003, [la Comisión había] pedido todos los informes de inteligencia sobre estos vastos temas que se habían obtenido durante los interrogatorios [realizados a] 118 individuos designados por sus nombres. Estos últimos incluían a la vez a Abu Zubeida y a Abd al-Rahim al-Nashiri, dos importantes agentes de al-Qaeda». Kean y Hamilton escribieron que «en octubre de 2003, [enviaron] una nueva oleada de preguntas al director jurídico de la CIA. Una serie de ellas incluía decenas de preguntas especificas sobre esos informes, entre ellos los que tenían que ver con Abu Zubeida».
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John O. Brennan fue director de la oficina del director de la CIA George Tenet. Fue Brennan quien concibió la «Worldwide Attack Matrix» (Matriz de ataque mundial), un gran programa de propaganda y asesinato a través del mundo que el presidente George W. Bush adoptó el 15 de septiembre de 2001. Convertido en consejero de Seguridad de la Patria del presidente Obama, Brennan desarrolló «Disposition Matrix» (el Sistema de la Matriz), un programa informático destinado a determinar las personas que deben ser asesinadas y a dar seguimiento a las operaciones de asesinato. John O. Brennan acaba de ser confirmado como director de la CIA, a pesar de su responsabilidad personal en el programa de tortura de esa agencia estadounidense de espionaje.
Los pedidos de la Comisión sobre el 11 de Septiembre tendrían que haber provocado la publicación de archivos rebosantes de revelaciones. En efecto, estando John Brennan a cargo de la dirección del Centro de Amenazas Terroristas de la CIA, esa agencia filmó las sesiones de tortura de las que fueron objeto Zubeida así como otras personas. Con toda intención, la CIA maniobró posteriormente para ocultar aquella información a la Comisión sobre el 11 de Septiembre. Es casi seguro que John Brennan y George Tenet, el entonces director de la CIA, estaban implicados –los dos– en las decisiones que tuvieron que ver con esa obstrucción. Los dos habían trabajado en estrecha colaboración durante años. Como jefe de la estación CIA en Arabia Saudita, Brennan estaba frecuentemente en comunicación directa con Tenet, saltándose la habitual cadena de mando. En aquella época, y en lo que parecía ser un favor que se hacía a los sauditas, [la jerarquía de la agencia] evitó que los analistas de la CIA se interesaran por las relaciones entre Arabia Saudita y los extremistas árabes [3]. Visiblemente, Brennan y Tenet tenían tendencia a proteger a ciertos individuos sospechosos de terrorismo, mientras ocultaban el tratamiento que la CIA reservaba a otros sospechosos .
Se ha revelado que en 2005, cuando Brennan dirigía el Centro Nacional de Contraterrorismo, la CIA destruyó las grabaciones en video de las torturas, en la mayoría de las cuales aparecía Zubeida [4]. Al explicar la obstrucción de la CIA, Hamilton escribió: «La agencia nunca reveló que se hubiese grabado ningún interrogatorio ni haber estado en posesión de ninguna otra información pertinente, bajo ninguna forma. Insatisfechos ante aquella respuesta, llegamos a la conclusión de que teníamos que interrogar nosotros mismos a los detenidos, como Abu Zubeida y otros prisioneros más.» [5]
O sea que, en 2008, Lee Hamilton recordaba muy claramente que, por dos veces al menos, le había solicitado a la CIA información específica sobre Zubeida y [que lo había hecho] de manera potencialmente litigiosa. Al no recibir aquella información, Hamilton solicitó a la CIA una autorización para interrogarlo directamente. La agencia no se limitó a rechazar ese pedido sino que además negó también a la Comisión el acceso a los interrogadores que habían obtenido, mediante la tortura, el supuesto testimonio de Zubeida. Sin embargo, a pesar de tan memorables negativas, Hamilton parece haber olvidado todo lo concerniente a este hombre, con excepción de su impresión de que no había tenido un gran papel en el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre. En efecto, Hamilton me declaró que sus «recuerdos son un poco borrosos sobre ese sujeto, pero la información que obtuvimos gracias a él no era determinante en nuestro informe» [6].
Entre las posibles razones de la súbita y poco convincente amnesia de Lee Hamilton pudiéramos citar el hecho que el gobierno de Estados Unidos desistió hace poco de sus acusaciones en contra de este «detenido», a quien este país ha mantenido en la cárcel durante 11 años sin presentar cargos en su contra. El resultado de la nueva posición es la aparición de una serie de distorsiones en el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre, lo cual implica una evidente necesidad de revisar dicho documento.
Por ejemplo, en respuesta al pedido de habeas corpus presentado por los abogados de Zubeida, el gobierno declaró que no podía sostener que Zubeida «haya desempeñado un papel directo o que haya tenido conocimiento previo de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001» [7]. En esa misma respuesta, el gobierno afirmó que tampoco podía acusar a Zubeida de haber sido «miembro de al-Qaeda [o de haber sido] formalmente identificado como [alguien] que era parte de esa organización». Pero la nota 35 del Capítulo 5 del Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre afirma exactamente lo contrario. Según esa nota, «Abu Zubeida, quien trabajaba estrechamente con la dirección de al-Qaeda, declaró que inicialmente KCM [Khaled Cheikh Mohammed] presentó a Ben Laden una versión en menor escala del plan del 11 de septiembre y que este último exhortó a KCM a ampliar la operación con el siguiente comentario: “¿Por qué utilizar un hacha cuando usted puede utilizar un buldócer?”» [8] Según esa frase, Abu Zubeida tenía un conocimiento más bien amplio e íntimo de al-Qaeda…
Durante nuestra conversación le recordé a Lee Hamilton que Abu Zubeida aparecía mencionado más de 50 veces en el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre. Le recordé también que los supuestos testimonios de Zubeida, obtenidos bajo la tortura, sirvieron de base a la versión oficial del 11 de septiembre. Lo mismo sucedió con las declaraciones que los torturadores les arrancaron a KCM y a Ramzi ben al-Chaiba, ambos [inicialmente] identificados por Zubeida como personas implicadas en los ataques. En la construcción del trasfondo de la leyenda oficial de al-Qaeda, el informe de Hamilton calificó a Zubeida como «vinculado a al-Qaeda», «aliado desde hacía mucho tiempo de Ben Laden» y «lugarteniente de Ben Laden» [9]. A pesar de esas importantes referencias, Hamilton me aseguró que simplemente no lograba acordarse de Zubeida, diciéndome que sus «recuerdos sobre ese hombre [eran] verdaderamente borrosos».
Para refrescarle aún más la memoria, le recordé a Hamilton que su informe citaba 9 fechas diferentes de interrogatorios realizados a Abu Zubeida. En respuesta, Hamilton declaró que todavía tenía que «hacer un gran esfuerzo de imaginación para acordarse» de aquel hombre. Si Hamilton hubiese leído mi artículo sobre Zubeida, enviado más de una semana antes de nuestro mutuo acuerdo para reunirnos y 11 días antes de nuestra conversación, habría recuperado fácilmente la memoria. Su incapacidad para hacer un esfuerzo de imaginación sobre este personaje me recordaba la excusa sobre la «falta de imaginación» que la Comisión utilizó cuando propuso una explicación global del 11 de septiembre.
En este momento, el gobierno de Estados Unidos ya no sostiene que Zubeida tuviese algo que ver con al-Qaeda y afirma que este hombre nada sabía sobre el 11 de septiembre. Así que le pregunté a Hamilton si podía explicar cómo es posible que Zubeida supiese sobre al-Qaeda todo lo que se afirma en su informe. Con un simple «no», Hamilton me sugirió que esas contradicciones no le molestan.
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John Kiriakou fue agente operativo de la CIA, función que lo llevó a trabajar en el seno del Gladio en Grecia. Posteriormente fue consejero de John Kerry en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. Kiriakou reconoció haber secuestrado a Abu Zubeida en Pakistán y haberlo presentado falsamente como uno de los responsables de al-Qaeda. También reconoció haber torturado personalmente a Zubeida, confesión de la que luego se retractó. Ya en conflicto permanente con la CIA, Kiriakou fue condenado a 20 meses de cárcel por haber revelado secretos vinculados a la defensa del país, convirtiéndose así en un icono de la izquierda estadounidense.
Nuestra conversación nos llevó después a la reciente condena de [cárcel contra] John Kiriakou, quien fue director de las operaciones de contraterrorismo de la CIA en Pakistán después del 11 de septiembre. Fue al parecer Kiriakou quien capturó a Zubeida y le aplicó los primeros interrogatorios. Es interesante señalar que la historia de Kiriakou ha ido evolucionando, como la historia oficial sobre Abu Zubeida. Según fuentes bien informadas, «ahora, [cuando se habla de Zubeida,] Kiriakou reconoce con cierto desenfado que en realidad lo inventó todo» [10].
A partir de ahí [Kiriakou] ha sido aclamado como un “tocador de alarma” [11]. Hace poco declaró que John Brennan era una opción desastrosa para [ocupar el puesto de] director de la CIA ya que había adoptado la tortura [como fuente de información de inteligencia]. Kiriakou declaró que conocía a Brennan desde los años 1990 y que había trabajado para él dos veces. Como hizo notar Kiriakou, estando él en la CIA, Brennan «debió estar estrechamente implicado no necesariamente en la aplicación de métodos de tortura sino en las políticas, en las políticas de tortura» [12]. Todo parece indicar, por consiguiente, que Brennan sería una opción particularmente mala [para dirigir la CIA]. Pero hoy resulta evidente que los individuos que estuvieron implicados en la tortura no tendrán que responder por sus actos, como tampoco tendrán que hacerlo los que utilizaron testimonios arrancados mediante la tortura en la redacción de informes falsos.
Por esos mismos días tuve también la oportunidad de reunirme con Brent Mickum, el abogado de Abu Zubeida. Al contrario de Lee Hamilton, el abogado Mickum fue muy directo y convincente. La información que posee sugiere que Zubeida fue víctima de acusaciones falsas desde el principio. Mickum piensa que puede haber razones alternativas que explicarían por qué se escogió a su cliente para ser la primera víctima experimental de la tortura –a pesar de que no apoyaba el asesinato de inocentes ni los atentados suicidas y de que había rechazado repetidamente convertirse en miembro de al-Qaeda. Mickum espera que este año se produzca una presentación de cargos en contra de su cliente pero no se imagina de qué puede acusársele. Ya no hay pruebas que respalden las alegaciones según las cuales Zubeida, de alguna manera, conspiró con al-Qaeda. Por otro lado, las autoridades no pueden incluirlo en la categoría de «enemigo combatiente», conforme a la Military Commissions Act de 2006, sabiendo que [Zubeida] fue capturado y torturado varios años antes de la promulgación de esa ley.
Con esos elementos en mente, le pregunté a Lee Hamilton si debiera permitirse que Abu Zubeida cuente su propia versión de lo sucedido, ya que se ha demostrado que la detención arbitraria y las torturas de las que fue objeto se basan en mentiras. Hamilton me respondió que no adoptaría posición alguna sobre ese tema, de ninguna manera. Esa negativa es una razón más para sospechar que este hombre [Hamilton] no dirá nunca la verdad sobre el uso, por parte de la Comisión sobre el 11 de Septiembre, de testimonios que no eran dignos de confianza por haber sido obtenidos a través de la tortura.
Aunque en numerosas ocasiones Lee Hamilton ha declarado públicamente que considera que la tortura es inmoral y que Estados Unidos debía oponerse a ella con firmeza, sus actos y su trabajo indican lo contrario. En efecto, la contradicción flagrante ante la que [Hamilton] se encuentra hoy es que en realidad el Informe de la Comisión sobre el 11 de Septiembre constituye el argumento supremo para justificar el uso de la tortura. Porque, después de todo, sin los supuestos testimonios que obtuvieron los torturadores de Abu Zubeida y de los individuos supuestamente identificados por él (sobre todo KCM y Ramzi ben al-Chaiba), el informe de Hamilton contendría pocos elementos probatorios. Por lo tanto, ahora que el gobierno de Estados Unidos encuentra tantas dificultades para inculpar a Zubeida, después de haber desmentido sus [supuestos] vínculos con al-Qaeda, ese informe debería ser cuestionado, independientemente de las acusaciones que se pronuncien finalmente.
 
Vía +RedVoltaireX  

sábado, 2 de marzo de 2013

El Real Madrid vuelve a derrotar al Barcelona

Ramos
Ramos festeja su gol



El español Real Madrid le ganó al Barcelona por 2 a 1 el partido de la vigésima sexta jornada de la liga de fútbol española y queda a trece puntos.
El equipo de Mourinho el martes había eliminado al azulgrana en las semifinales de la Copa del Rey con un triunfo en el Camp Nou.
Sergio Ramos marcó el gol del triunfo a los 82 minutos del encuentro.
Antes el francés Karim Benzema había adelantado al cuadro de José Mourinho y el argentino Leo Messi alcanzado el empate provisionl al marcar el único tanto de los catalanes, con el que alcanzó el récord de Alfredo Di Stéfano como máximo goleador del clásico español.
Vía BBC

viernes, 1 de marzo de 2013

¡Está vivo! Cosas que suceden mientras caminamos por el Centro histórico de Lima

Caminar por Lima y disfrutarla nos convoca a ser testigos de sus cambios, así como críticos cuando éstos no se den para bien. Los limeños no tenemos por qué seguir viviendo puertas adentro, mientras nuestra ciudad está viva, con algunos edificios remodelados y hasta artistas tomando las calles. A continuación algunas fotos que son prueba de ello.
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En la esquina de Jirón Ica con el Jr. de la Unión nos encontramos con que una casa, que hasta hace unos meses lucía olvidada y se mantenía como una tienda de remates, es ahora un simpático Café. La señalización indica que se trata de la Casa Welsch, ahora restaurada y que alguna vez fue una suerte de ‘Harrods’ en Lima, que abrió por el año 1909 y en sus escaparates ofrecía finas joyas, porcelanas y cristales (para los interesados, el historiador Juan Luis Orrego ofrece una excelente reseña de la Casa en su Blog).

Seguimos caminando por el Jirón Ica, ahora peatonalizado siguiendo el espíritu de que la ciudad es de los ciudadanos ante todo, y nos encontramos con tres artistas que usando solo pintura roja y puntos de diferentes tamaños, grafican el rostro de la famosa cantautora Chabuca Granda, quien siempre compuso para la ciudad, a sus costumbres, al alma de la vieja Lima. Ella misma señaló alguna vez la importancia de que el espacio pùblico sea de todos, “tenía otra manera de pensar el limeño. El que vivía en una casa en Lima sabía que la calle era del transeúnte, no del dueño de la casa en la calle en la que estábamos”.
Ya casi llegando a la avenida Tacna, nos encontramos con este joven, quien realiza retratos a carboncillo (muy buenos, por cierto). Es el primero que veo haciendo este trabajo en el Jr. Ica. Vale mantenerse atentos, quién sabe y en algunos meses las calles de Lima podrían llenarse de creatividad.
http://redaccion.lamula.pe/files/2013/03/lima-raisaferrer3.jpg


Vía +Lamula Pe 

Florance Cassez y la Isla de la Pasión

El colonialismo ha sido sufrido por diversas sociedades y ejercido por otras con mayor poderío económico y militar. La historia nos ilustra con diversos casos: el del Imperio Romano ejercido durante siglos en parte de Europa, Asia y África; el del Imperio Mongol del siglo XIII en el Continente Asiático y Europa oriental o el de las coronas española y portuguesa tras el “descubrimiento” de América.

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Tras el breve dominio mundial de España en el siglo XVI y parte del XVII, fueron los de Francia en el XVII y después Inglaterra en el XVIII los reinos que incursionaron más exitosamente en territorios americanos y se apropiaron de espacios continentales e insulares, para ceder el paso a Estados Unidos, que comenzó su expansión a mediados del siglo XIX: al arrebatar regiones a franceses e ingleses en Norteamérica, así como a México más de la mitad de su territorio. Desde la década de 1940 se ha planteado que el colonialismo debe abolirse. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenó el estatus colonial y en 1960 emitió en su resolución 1514 la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales: “que todos los pueblos tienen un derecho inalienable a la libertad absoluta, al ejercicio de su soberanía y a la integridad de su territorio nacional”, y establece que “todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la carta de las Naciones Unidas”.
Desde entonces, con una reestructuración de la política mundial, más de 80 colonias se independizaron y algunas han vuelto a ser parte de la nación a la que pertenecían antes de su ocupación, pero aún existen territorios no autónomos, por lo que el proceso de descolonización no es completo (www.un.org/es/events/decolon...).
Actualmente el colonialismo militar ha sido desbancado por el de las negociaciones económicas. Ahora para que una nación domine a otra no es necesaria la ocupación militar. El ejemplo más claro es el nuestro, pues vivimos maniatados a los designios de los estadunidenses mediante tratados económicos que privilegian a sus trasnacionales en detrimento de nuestra nación. Así se llevan nuestras riquezas y encima nos venden los productos procesados de las mismas, principalmente en lo referente al petróleo. También existe presencia de empresas canadienses en el sector minero y de españolas en el sector de los hidrocarburos y la generación eléctrica. La mayoría opera en nuestro territorio al amparo de negociaciones que bajo tecnicismos legales violan nuestra soberanía nacional.
El tema de la soberanía es parte del lenguaje político, y depende de quien esté en el poder cómo se determina la política exterior. Un ejemplo es el oscuro proceso legal sobre la francesa Florance Cassez, acusada de secuestro, que tuvo un sentido durante las administraciones panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón –tiempo en que la francesa fue culpable y estuvo en prisión– y que bajo la administración de Enrique Peña Nieto se le liberó mediante el fallo emitido a su favor por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), tras la reapertura del caso “ya juzgado” y su nueva revisión por considerarlo corrompido y violatorio de derecho, en un viraje de la nueva administración en la política exterior con Francia. Con el gobierno federal priísta se inicia una nueva relación diplomática con el país galo, la cual parece ser más tersa que nunca, pues aunque no se ha establecido una presión directa del presidente Peña Nieto sobre nuestros “máximos procuradores de justicia”, los franceses han elogiado a su gobierno: “Francia agradeció a todos aquellos que en México, como en el país europeo, se comprometieron para que la verdad y la justicia prevalezcan” (http://jalisco.milenio.com/cdb/doc/... 2011/e13c1238ef76f2ccdab56abe1994b712).
La defensa de Cassez por el ahora expresidente Nicolas Sarkozy y por el actual presidente francés, Françoise Hollande, pudo estar motivada para ganar la preferencia de los franceses en periodos electorales, pero más allá de eso, la acción de los dos gobernantes por defender los intereses franceses “aunque sea a una criminal” pone de manifiesto que un gobierno en cualquier circunstancia debe proteger lo que considera suyo. Eso nos debe hacer reflexionar sobre el actuar de los gobiernos mexicanos para defender la soberanía, ya sea en una persona, en una negociación o sobre el territorio nacional.
En México celebramos la expulsión de los españoles del gobierno mexicano cada 16 de septiembre, y en los ámbitos políticos se habla de la soberanía nacional bajo cualquier pretexto y sin ningún propósito. Escaramuzas esporádicas se generan cuando se recuerda el penacho de Moctezuma que está en Austria, y se abre un debate sobre la pertinencia de que el objeto sea devuelto a México, que cabe recordar fue un regalo del emperador azteca Moctezuma Xocoyotzin a Hernán Cortés en el siglo XVI. Asimismo, cada que un mexicano es baleado de este o del otro lado de la frontera con Estados Unidos por la Border Patrol (patrulla fronteriza) se genera controversia y nuestra diplomacia se toma la molestia de gastar tinta en una carta que, en el mejor de los casos, termina archivada en una oficina estadunidense; pero hasta ahí. Hace décadas que los gobiernos mexicanos no toman en serio la soberanía nacional en ningún aspecto. Hablando de imperialismo colonial, la soberanía nacional y la nueva etapa diplomática entre Francia y México, es pertinente retomar el caso de Clipperton, territorio insular en el Pacífico, en el que, aunque parezca insólito, México sufre del colonialismo de Francia. La isla de Clipperton o de la Pasión, como también se le conoce, es un atolón –isla circular en forma de anillo con una laguna en medio– de origen volcánico de 6 kilómetros de largo por 2 de ancho. Se encuentra a 1 mil 200 kilómetros del puerto de Acapulco y a 900 kilómetros de la isla mexicana Socorro y es, sin duda, un espacio territorial que nos corresponde histórica, geográfica y jurídicamente, como estableció Miguel González Avelar (1937-2011) en el libro Clipperton, isla mexicana, Fondo de Cultura Económica, México, 1992.
Clipperton fue motivo de un juicio internacional de 20 años, finalizado en 1931, cuando el rey Víctor Manuel III de Italia, en su laudo arbitral, otorgó a Francia la soberanía de la isla (www.sre.gob.mx/ images/stories/doctransparencia/docs/09/laudo.pdf). Éste fue un fallo de conveniencia de acuerdo con sus intereses y no con los de la justicia. Avelar revisó el marco jurídico y sociopolítico de la época en que se realizó el juicio, así como aspectos históricos y cartográficos que demuestran la pertenencia de la isla a México, al demostrar cómo el rey italiano desvirtuó los elementos que sostienen nuestro derecho sobre ese territorio desde que México, como sucesor de España, heredó en razón de su independencia (ídem, páginas 11-14).
Si a lo anterior le agregamos lo establecido por la ONU sobre la independencia de los países y pueblos coloniales, queda claramente establecida la acción colonialista e imperial de Francia en un despojo violatorio de nuestra soberanía que va totalmente en contra del deseo del presidente Hollande de que “la justicia y la verdad prevalezcan”.
El interés francés por Clipperton se remonta a mediados del siglo XIX, cuando Napoleón III decidió apoderarse de la isla para explotar fosfato en sus depósitos de guano. El emperador no averiguó si aquel territorio pertenecía a alguna nación y el 22 de noviembre de 1858 el teniente del navío L’Amiral, Víctor Le Coat De Kerweguen, levantó un acta de toma de posesión sobre la cubierta del barco, desde donde observaba la isla, pues no pudo desembarcar en ésta. La explotación del guano no prosperó y los franceses se olvidaron de Clipperton por 40 años (ídem, páginas 20-21). En 1897 se expandió el rumor en Estados Unidos de que Inglaterra intentaría apropiarse de la isla, los estadunidenses respondieron que desde hacía varios años tenían presencia en ésta mediante la Oceanic Phosphate Company (Compañía Oceánica de Fosfato) y que era parte de su territorio (Archivo Histórico diplomático de la Secretaría de Relaciones Exteriores, expediente Clipperton, L-E, 1726, folios 6-6v, en Avelar, páginas 22-23), lo que renovó el interés de Francia y puso en alerta al gobierno mexicano. Como consecuencia, el general Porfirio Díaz envió una expedición para asegurar la soberanía de la isla. Así, el 13 de diciembre de 1897 desembarcó en Clipperton la tripulación del buque El Demócrata, y el comandante F Genesta izó nuestro pabellón ante tres empleados de la compañía estadunidense, la cual había otorgado los derechos sobre el guano a una empresa de Inglaterra. La parte inglesa solicitó a México permiso para continuar explotando la isla, mismo que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) le otorgó el 18 de abril de 1898. A partir de entonces el gobierno mexicano participó en la extracción del fosfato e hizo presencia en el atolón. En 1905, por orden del general Díaz, el coronel Abelardo Dávalos fue investido como prefecto político de la isla, cargo que pasó al subteniente Ramón Arnaud. Este último estableció un faro y dirigió una guarnición militar en la misma hasta su muerte, en 1915. Durante ese tiempo, Francia envió a algunas embarcaciones a observar las operaciones en el atolón (lo que certifica que no tenía presencia en la isla) y el 18 de enero de 1898 presentó a la cancillería mexicana un alegato reclamando derechos sobre Clipperton. Estados Unidos y Gran Bretaña declararon no tener derecho sobre la isla, por lo que solamente quedarían enfrentados México y Francia, que llevaron el conflicto hasta el tribunal internacional.
El argumento que Francia ha sostenido para arrebatarnos Clipperton se basa en la suposición de que antes de ellos, en 1858, nadie había tomado posesión de la isla, infundio que Avelar desmintió al mostrar que Clipperton fue registrada en 1526 por el capitán Álvaro de Saavedra, quien la llamó Médanos durante una expedición española para alcanzar Moluco. Este primer registro funda la soberanía hispana sobre la isla en el siglo XVI. Evidencia que fue presentada en el juicio, pero entonces sólo se basaba en el testimonio de Francisco de Granado, escribano de la Armada Española, quien menciona un avistamiento que fue relacionado a Clipperton por la distancia y posición de los barcos (Juan Oyarzábal, “Descubrimientos oceánicos. Capítulos de la historia de la marina de guerra de España”, página 464, en Avelar, página 42), prueba que confería la posesión a México y que Víctor Manuel III desestimó para favorecer a Francia. Avelar encontró un testimonio de Vicente de Nápoles, más amplio y claro sobre el descubrimiento de Saavedra, que incluye coordenadas geográficas que coinciden con la ubicación de Clipperton (Martín Fernández de Navarrete, “Colección de los viajes y descubrimientos que hicieron los españoles”, en Avelar, página 43), que entonces se llamaría Médanos y que después, en 1706, el pirata inglés John Clipperton divulgaría su ubicación y le diera su nombre; o que en 1711, el francés Du Bogage hiciera lo propio y la nombrara la Isla de la Pasión, mas nada invalida su pertenencia a México, pues se trató en todo momento del mismo territorio. Además, Avelar trajo a la luz pruebas históricas y cartográficas y de tratados comerciales internacionales sobre los territorios insulares mexicanos, incluso llevados a cabo por México con compañías francesas antes de 1858, evidencias que refuerzan nuestra soberanía sobre la isla.
Si el general Díaz defendió la soberanía de la isla desde 1897 con el envío del Demócrata y en 1905 dispuso un destacamento militar, ¿por qué en 1909 su gobierno aceptó un arbitraje internacional donde pasaba de soberano a litigante respecto a la posesión de Clipperton? Pacto que se selló e inició en 1911. La respuesta es que ante su impopularidad y el inminente estallido de la Revolución de 1910, Díaz empezó negociaciones para su exilio en París, a través del entonces secretario de Hacienda, José Yves Limantour. Cabe señalar que poco después de aceptado el arbitraje, Limantour fue nombrado miembro de la Academia de Francia. Beneficios personales de la cúpula gobernante antepuestos al interés de la nación. No hay otra razón.
Clipperton figuró en el Artículo 42 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como parte del territorio nacional hasta 1933, cuando se reformó el mismo y se estableció: “que segrega del territorio nacional a la isla de Clipperton” (Diario de los Debates de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, XXXV Legislatura, 5 y 10 de octubre/22 de diciembre de 1933). Esta isla ha estado en la conciencia de un sector de nuestra población y en el imaginario de artistas, escritores e investigadores nacionales e internacionales. En 1946, Emilio Fernández dirigió la cinta La Isla de la Pasión; el general Francisco L Urquizo publicó en 1954 un texto referente a la misma; María Teresa Arnaud de Guzmán publicó La tragedia de Clipperton: la Isla de la Pasión, Arguz, México, 1981; y la colombiana Laura Restrepo escribió la novela La Isla de la Pasión, editorial Plantea, Bogotá, 1989, y Alfaguara, México, 2005; esta última, excelente obra que recrea las vicisitudes de Ramón Arnaud, su familia y el destacamento militar que dirigió en la isla hasta su trágica muerte. Y aunque Clipperton ha desatado grandes pasiones, desde 1933 los gobiernos de la República Mexicana han olvidado esa parte de nuestro territorio y la violación de nuestra soberanía por parte de Francia, aun sin estar presente en la misma, pues desde 1858 sólo se tiene registro de algunas incursiones de los franceses: la primera entre 1966 y 1969 a bordo del buque Bougainville (Pierre-Marie Niaussaut, Le lagon et l’atoll de Clipperton, Academie des Sciences D‘Outre Mer, París, 1986, en Avelar, página 41). Así como un documental de 1981 realizado por Jean Cousteau.
Tan ausente ha estado Francia en nuestra isla que, durante la Segunda Guerra Mundial, la Armada de Estados Unidos estableció en ésta una base militar. La autoridad francesa se enteró de eso años después, cuando los estadunidenses evacuaban la isla (Jimmy Skaggs, Clipperton. A history of the island the world forgot, Walter Publishing Company, United States of America, 1989, en Avelar, página 40). Este hecho nos habla de la importancia estratégica de Clipperton para México y del riesgo de que esté en poder de los franceses. Desde la década de 1960, Francia ha considerado usar el atolón para pruebas nucleares o como basurero de la misma especie. Afortunadamente no ha podido realizar ninguna de sus peregrinas ideas, más que por la oposición de México, por la de Estados Unidos y por las características hostiles de la isla.
Es una responsabilidad ineludible del gobierno mexicano iniciar un proceso para que la soberanía de Clipperton vuelva a México. Nuestra nación debe tener acceso a los recursos naturales de la isla, a los de sus inmediaciones en el fondo marino (minerales), debe investigar y proteger el patrimonio cultural sumergido (pecios) en su arrecife y explotar libremente los recursos pesqueros de sus aguas inmediatas. En 2005, la embarcación mexicana Arkos I Chiapas fue detenida y confiscados sus bienes por un buque francés bajo el argumento de que realizaba actividades pesqueras en aguas de su jurisdicción. En 2008, los senadores Sebastián Calderón Centeno y Luis Alberto Coppola, del Partido Acción Nacional, denunciaron que en 2007 el gobierno de Felipe Calderón, tras un conflicto diplomático con Francia por la detención del Arkos I Chiapas, concedió en negociaciones secretas a la nación gala “derechos sobre el mar que rodea la isla” a cambio de que Francia expidiera licencias de pesca gratuitas a embarcaciones mexicanas. Esto llevó a las partes a esgrimir puntos de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (www.un.org/Depts/los/convent...) respecto a la explotación de las aguas y el subsuelo adyacente a sus territorios: México sostuvo que una isla deshabitada no genera zona de exclusividad marina, debido a que Clipperton no tiene presencia francesa; y Francia aseguró que cualquier territorio, habitado o no, sí la genera (www.cronica.com.mx/nota.php?id_ nota=402399). Discusión oprobiosa para México por parte de ambos senadores, ya que al pretender defender nuestra soberanía sobre las aguas marítimas que rodean Clipperton aceptaron la soberanía de Francia sobre el atolón, posición apoyada por la senadora priísta Rosario Green. Cabe entonces hacer un llamado a nuestros legisladores para que antes de intentar defender los derechos de México, primero se informen abundante y detalladamente sobre el tema y así eviten ratificar con sus acciones violaciones a nuestra soberanía.
Clipperton es sin duda parte de nuestro territorio. Francia, con su postura colonialista al sostener la posesión de la isla, viola nuestra soberanía y contraviene los postulados de la ONU. Es imprescindible que el presidente Enrique Peña Nieto y los legisladores de todas las fracciones, a través de la SRE, inicien un proceso de apelación del laudo arbitral de 1931, y que desde la sociedad civil impulsemos y apoyemos la iniciativa, pues el actuar de Francia nos ofende profundamente. Se debe de llevar a un nuevo juicio las evidencias que refuerzan la pertenencia de la Isla de la Pasión a México, ya que es un espacio estratégico para nuestra seguridad nacional y para el acceso a recursos naturales y culturales, pero principalmente porque geográfica, histórica y jurídicamente nos pertenece y nos fue arrebatada en un juicio corrompido y violatorio de derecho, y qué mejor momento de hacerlo que ahora que México accedió a la reapertura del juicio de Cassez, considerado injusto por la parte francesa.
*Maestro en ciencias; arqueólogo subacuático; diseñador gráfico; integrante del taller Madre Crónica

Vía +RedVoltaireX 

Constata Senado de EEUU que «Zero Dark Thirty» se rodó a instancias de la CIA

La Comisión del Senado estadounidense a cargo de los servicios de inteligencia ha decidido interrumpir su investigación sobre el papel de la CIA en la confección de la película Zero Dark Thirty.
El largometraje describe la persecución contra Osama ben Laden y muestra cómo este fue localizado gracias a la información que la CIA obtuvo recurriendo a la tortura [1]. A pesar de haber logrado varias nominaciones en los recientes premios Oscar, Zero Dark Thirty no resultó recompensado debido a las protestas de varios artistas que expresaron su indignación ante lo que consideraron como una apología de la tortura.
En diciembre de 2012, los senadores Dianne Feinstein, Carl Levin y John McCain se dirigieron por escrito al director interino de la CIA, Mike Morel, solicitándole explicaciones sobre la implicación de la agencia estadounidense de espionaje en la confección del largometraje.
Los senadores también habían solicitado a Morell que precisara si las informaciones arrancadas bajo la tortura habían tenido algún tipo de utilidad en la búsqueda de Ben Laden y, en caso de respuesta afirmativa, cuáles fueron esas informaciones.
Según pudo comprobarse, el director interino de la CIA Mike Morell se reunió con la realizadora Kathryn Bigelow y con el guionista Mark Boal en mayo de 2011, justo después del anuncio oficial de la muerte de Ben Laden. Pero no se ha podido precisar si la CIA se limitó a sugerir la realización del filme o si también lo financió.
La realizadora Kathryn Bigelow y el guionista Mark Boal ya habían trabajado juntos en la realización de otro filme de propaganda, The Hurt Locker, sobre fuerzas terrestres estadounidenses.
La CIA no ha respondido hasta ahora a la pregunta sobre las fuentes de información utilizadas durante la búsqueda de Ben Laden. Nada permite, por lo tanto, afirmar aún que el uso de la tortura fue de alguna utilidad en este caso, considerado como un tema vinculado a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Los tres senadores anteriormente mencionados escribieron también a Sony Pictures Entertainment, la empresa distribuidora del largometraje, solicitándole que publicara un comunicado que debía precisar que el filme no refleja hechos reales. Pero Sony se ha negado a hacerlo, afirmando únicamente que Zero Dark Thirty es una obra de ficción que resume y simplifica 10 años de persecución en 2 horas y 27 minutos.
Por otro lado, el mismo Comité del Senado estadounidense a cargo de la actividad de los servicios de inteligencia ha renunciado a investigar la implicación de la CIA en la confección del largometraje Argo.

Vía +RedVoltaireX 

Europa vuela en el nEUROn

Siempre es difícil para un gobierno imponer la aplicación de órdenes criminales. Para resolver ese problema lo más conveniente es reducir la cadena de mando al mínimo posible, limitando así la cantidad de personas que pudieran insubordinarse, y también compartimentar el trabajo, para que nadie se sienta realmente responsable de los crímenes cometidos. Para lograr ese resultado, la OTAN ha emprendido estudios sobre la manera de conectar a los soldados directamente con su Estado Mayor y automatizar el combate. En respuesta a ese pedido, el grupo francés Dassault y sus socios europeos han concebido el nEUROn.
Mientras el euro sigue perdiendo altitud y parece a punto de estrellarse, el nEUROn emprende el despegue. No se trata de un euro con una cotización diferente. Es un nuevo tipo de avión de combate sin piloto. Los drones ya existentes, como el Predator estadounidense, son teledirigidos por operadores sentados ante una consola y desde una base –en territorio estadounidense– a más de 10 000 kilómetros de distancia. A través de videocámaras y de sensores infrarrojos, los operadores encuentran el objetivo (una casa, un grupo de personas, un automóvil en movimiento) y lo liquidan utilizando misiles Hellfire.
Ese tipo de drones, al igual que otros modelos, son cada vez más utilizados en las «guerras secretas», en Afganistán, Pakistán, Irak, Yemen, Somalia, Libia y en otros puntos del planeta.
En respaldo a la intervención militar francesa en Mali, se está instalando actualmente une base de drones estadounidenses en Níger, base que viene a agregarse a las que ya existen en Etiopía en otros países africanos. La Fuerza Aérea de Estados Unidos está entrenando actualmente más «pilotos por control remoto» que pilotos de cazabombardero. Lo cual no elimina todos los problemas: los pilotos “de consola” no arriesgan la vida pero sufren un stress tan intenso que, según un estudio del Pentágono, se traduce en numerosos casos de angustia y depresión. Es evidente que la guerra deprime, incluso cuando uno mata apretando un botón a 10 000 kilómetros de distancia.
Pero eso está a punto de resolverse. Se está experimentando con aviones enteramente robotizados, como el X-37B de la US Air Force, que ni siquiera necesitan un “piloto de consola”. Entre esos aviones de combate no piloteados se destaca el nEUROn, concebido en el marco de un programa europeo dirigido por la firma francesa Dassault y con la participación de la empresa [italiana] Alenia Aermacchi como primer socio industrial, y también con un 22% de los costos (estimados, en la fase inicial, en 400 millones de euros). Un grupo de empresas italianas, como Selex Galileo (Finmeccanica), participa también en ese programa, con Alenia Aermacchi a la cabeza. El prototipo del nEUROn (en cuyo desarrollo también participan países como Suecia, España, Grecia y Suiza) ya efectuó su primer vuelo. Ahora será sometido, durante 2 años, a un intenso programa de pruebas en Decimomannu (Cerdeña) para verificar además sus posibilidades de vuelo furtivo y sus capacidades de lanzamiento de misiles y bombas dirigidas con láser desde la barriga del avión mismo gracias a un sistema «inteligente» concebido por Alenia que «afectuará automáticamente el reconocimiento del blanco». Ya en posesión de los elementos de la misión será la inteligencia artificial del nEUROn quien guie el aparato hasta el objetivo y, luego de abatir el blanco, se encargará de traer nuevamente el aparato hasta la base. Todo eso se hará en un total silencio radial, para evitar toda posibilidad de intercepción, y con la posibilidad de controlar toda una escuadra de ataque de nEUROn de manera automática por los cazas de última generación (tipo Rafale).
De esa manera, la guerra imperialista del siglo 21 se automatiza y se hace invisible, para que los parlamentarios –quienes respaldan esa política mediante un voto bipartidista– puedan seguir guardando una apariencia de democracia.
Fuente
Il Manifesto (Italia)