viernes, 26 de abril de 2013

¡Megacomisión NO viola debido proceso de Alan!

El publicitado pedido de pronunciamiento, buscando cobijo, de la Defensoría del Pueblo que ha formulado Alan García, debe ser declarado Improcedente, pues, según el Artículo 162° de la Constitución Política invocado por el cuitado quejoso, a ella sólo le compete “defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y la comunidad”, cuando exista formalmente abierta y en curso alguna investigación congresal, judicial, fiscal, policial o administrativa en contra de alguien, con nombre y apellidos, en la que el abuso estatal florezca en detrimento del investigado.
En puridad, no es éste el caso. Contra Alan García no existe aún ningún proceso investigatorio abierto. La Megacomisión que preside Sergio Tejada investiga, por encargo del pleno del Congreso, la “gestión presidencial 2006-2011”, como “asunto de interés público” que el Artículo 97° de la Constitución Política prevé, en cuyo trabajo es obvio que se hayan citado a declarar a infinidad de personas, a decenas de funcionarios públicos y, entre éstos, a Alan García.
Ningún declarante puede aducir, como lo hace impropiamente el quejoso García, la “afectación sistemática de sus derechos constitucionales”, al debido proceso parlamentario, con violación del principio de legalidad-taxatividad por imprecisión de la figura legal delictiva imputada, exceso del plazo razonable, ausencia de cargos concretos, irregularidad en la citación que lo nombró como investigado. En su desesperación e ignorancia supina de la temática penal quiere que le precisen la “norma legal que tipifica las irregularidades del ejercicio de su atribución presidencial” al indultar y conmutar penas a condenados por tráfico ilícito de drogas.
Este último quejido es una exageración de marca mayor, ya que eso corresponde al antejuicio político. Impropiamente se funda en la sentencia del Tribunal Constitucional, de 8-8-2012, recaída en el Expediente N° 156-2012-PHC/TC, relativo a un proceso de antejuicio y no de comisión investigadora que ve un asunto de interés público. ¿Habrá entendido, si es que las leyó, las 24 páginas de este fallo?
La Comisión Investigadora de la Gestión Presidencial 2006-2011, que inició sus funciones el 21 de noviembre del 2011, no ha abierto proceso alguno contra ninguna persona, llámese Alan García, Miguel Facundo Chinguel o el otrora condenado por tráfico ilícito de drogas, Manuel Huamán Montenegro, entre muchos que ha citado a declarar y casi todos han dado su versión, han dicho, pues, esta boca es mía. Investiga, entonces, la compleja gestión presidencial que hubo entre el 2006 y el 2011, para cuyo objeto Alan García ha prestado su manifestación dos veces, por espacio de unas tres horas cada una.
¿De qué exceso de plazo razonable habla, Alan García, si él, como persona natural, no viene siendo investigado los 600 días que refriega ha dejado de ser presidente, tampoco los 365 días que el Congreso otorgó como término a la Comisión, plazo que ha sido renovado por un año más, sino sólo por las seis (6) horas que han durado sus dos declaraciones? ¿De qué afectación de su derecho al debido proceso, si no está formalmente procesado, investigado o acusado?, pues la apertura de investigación en curso es respecto de un asunto de “interés público”: la gestión presidencial 2006-2011 y no de la persona, y sólo ésta goza de derechos y no la gestión realizada.
Los derechos humanos que la Constitución protege corresponden a las personas, como es el caso del debido proceso. Pretender que se viola el principio de legalidad-taxatividad, porque no se le ha precisado la “figura legal” delictiva imputada, ni señalado la “norma legal que tipifica las irregularidades” en que habría incurrido al conmutar (rebajar) penas a 3,207 narcotraficantes al ejercer su atribución presidencial, es ser protagonista de una ignorancia supina superlativa, en su calidad de abogado indocto en materia penal, pues estos extremos se cumplen en el procedimiento de acusación constitucional, al que aún no está sometido. Lo estará sin duda.
Por estas razones, entre otras, también el Defensor del Pueblo debe hacer lo mismo que el Fiscal de la Nación, que ha rechazado la solicitud alanista, pues contra Alan García no existe aún ninguna investigación formal abierta, sólo en la cual se vulneraría o no el debido proceso parlamentario.
La investigación congresal en curso es respecto, repito, de la gestión presidencial del 2006 al 2011; en ella no se investiga o procesa formalmente a nadie, a ninguna persona, sino que se cita a los protagonistas de esa gestión, se reciben sus declaraciones, así como las de terceros, para advertir lo que realmente pasó y recomendar o sugerir lo que debe hacerse, seguramente el proceso de denuncia constitucional por delitos contra Alan García, a cargo de la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales del Congreso, que es un ente diferente a la Megacomisión Tejada.
Podríase decir, como licencia literaria, que la “gestión presidencial 2006-2011 está en el banquillo” de los acusados, pero Alan García todavía No. ¡Más adelante lo estará!
Será la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales la que abra investigación contra él, actúe la probanza respectiva, reciba de nuevo su declaración, intervengan testigos o peritos, ejercite ampliamente su defensa, en cuyo trámite deben evitarse violaciones de su derecho al debido proceso, que es un derecho fundamental de la persona formalmente investigada y acusada.
¡Alan, creyéndose víctima de afectación al debido proceso legal, ha cruzado la esquina sin llegar a ella; se ha adelantado ostensiblemente y con demasiada prisa a los sucesos del futuro antejuicio o acusación constitucional que contra él vendrá, inexorablemente!
 

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El terrorismo, de Boston a Moscú, pasando por Damasco

El descubrimiento (o el anuncio) del factor checheno en el atentado de Boston está teniendo a grandes repercusiones, aunque por supuesto diferentes, desde Estados Unidos hasta Rusia. Alexander Latsa estima que se trata de dos mundos que se ven ante una misma amenaza, contra la cual deberían unirse, incluso en Siria.

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Desde el fin de la URSS, uno de los mitos fundadores de la política exterior euro-estadounidense hacia Rusia está basado en la situación existente en el Cáucaso. A partir de 1994, el Estado ruso enfrenta allí una rebelión armada que reclama la independencia y que recurre rápidamente a importantes fuerzas de mercenarios extranjeros para emprender la supuesta guerra de independencia de Chechenia. El conflicto se transformará rápidamente en una guerra religiosa, esencialmente bajo la presión de los mercenarios islamistas que tratarán de extender el conflicto a todo el Cáucaso para instaurar allí un califato regional.
Desde el comienzo mismo de las operaciones militares rusas tendientes a restablecer el orden en el Cáucaso y a impedir el desmembramiento del país ante el empuje de una ayuda exterior, Rusia tuvo que enfrentar también una presión mediática, moral y política sin precedentes. Los grandes medios de la prensa occidental nunca dejaron de presentar a los combatientes islamistas del Cáucaso como freedom fighters [luchadores por la libertad] que se batían por una hipotética independencia o por la preservación de culturas amenazadas –culturas que, como podemos comprobar ya en 2013 (o sea, muchos años después) nunca estuvieron en peligro. Rusia, que está enfrentando el terrorismo de la internacional yihadista y de sus patrocinadores extranjeros –los países del Golfo, Turquía y varias potencias occidentales– casi nunca obtuvo en ese combate la compasión ni el apoyo de los países occidentales.
En esa presión en contra de Rusia, Estados Unidos tiene una responsabilidad muy importante debido a su condición de líder económico, político y moral de los países occidentales. Un ejemplo de ello es que el Departamento de Estado parece haberse estado entre los fundadores del principal sitio web de propaganda antirrusa del Cáucaso –sitio que asume la defensa de terroristas como Doku Umarov (cuyo movimiento está clasificado por la ONU como terrorista) y que justifica los atentados contra el Estado ruso. Eric Draitser recordaba recientemente que numerosas ONGs operan en el Cáucaso a través de un respaldo financiero directo de Estados Unidos y que apoyan oficialmente el separatismo en esa región, convirtiéndose así indirectamente (¿e involuntariamente?) en cómplices de los terroristas que operan en esa región del mundo.
En el caso de Boston se ha hablado mucho, claro está, de los dos hermanos Tsarnaiev y la prensa acaba de revelar que Rusia había solicitado al FBI que investigara a uno de ellos. La madre asegura incluso que estaban bajo estrecha vigilancia de los servicios estadounidenses.
Es por lo tanto sorprendente que nuestros comentaristas nacionales [en Rusia], siempre tan dispuestos acusar al FSB de todos los complots posibles e imaginables cuando se producen atentados en Rusia, no hablen de teorías similares cuando se trata de analizar la situación en Estados Unidos.
Faltando ya sólo un año para la celebración de los Juegos Olímpicos en Sochi, la situación en el Cáucaso parece mucho más tranquila de lo que se había pensado, incluso a pesar de la inestabilidad que aún subsiste en Daguestán. Es en ese contexto que los atentados de Boston constituyen, sin duda, el mayor favor que los terroristas podían hacerle a Rusia. En el espacio de unos pocos días, la situación se ha modificado de forma tal que los terroristas del Cáucaso han dejado de ser presentados, y ya no lo serán probablemente nunca más en lo adelante, como luchadores por la libertad y están siendo identificados ahora como los criminales que realmente son.
Mientras tanto, el FBI ya está en busca de las posibles pistas que pudieran indicar si los hermanos Tsarnaiev tenían o no algún tipo de contacto con el ya mencionado emir del Cáucaso Doku Umarov, lo cual –de resultar cierto– confirmaría totalmente las afirmaciones y, por lo tanto, la posición de Rusia sobre el Cáucaso.
Pero es indudable que no basta con un cambio lexical. Ese cambio debería venir acompañado con un cambio de política ya que, mientras los ciudadanos estadounidenses lloran a sus familiares y amigos muertos o lesionados, el Departamento de Estado está anunciando el aumento de la ayuda militar estadounidense a la rebelión siria, cuyos elementos más radicales acaban a su vez de difundir un video destinado al presidente Obama recordándole que todos ellos se consideran, cada uno individualmente, un «Osama ben Laden».
El profesor Aymeric Chauprade recuerda que «el Estado profundo estadounidense es aliado del islamismo desde los años 1970 y lo ha respaldado y utilizado allí donde le ha sido posible hacerlo para desestabilizar a Europa, Rusia y China… En los años 1990, la CIA apoya el islamismo checheno y los musulmanes más radicales en el Cáucaso, como mismo apoya a los yihadistas en Bosnia, en Kosovo, en Libia, en el Sahel y en Siria». Recuerda además que «A principios de los años 2000 Dzhokhar y Tamerlán [Tsarnaev] fueron acogidos con los brazos abiertos como refugiados políticos en Estados Unidos. [En esa época, los estadounidenses] se extasían con aquellos amables inmigrantes que quieren convertirse en buenos “americanos”. Y les conceden becas».
Cuánto nos gustaría que los estrategas estadounidenses sacaran hoy las enseñanzas correctas de todo esto. Como sugiere Gordon Hahn, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales: «Aún si el atentado de Boston no estuviese vinculado a la región , ha llegado el momento de fortalecer la cooperación con Rusia y de escuchar a Putin.»
El pueblo estadounidense acaba de descubrir, en muy pequeña escala, lo que los sirios están viviendo día a día desde hace casi 2 años y lo que los rusos vienen sufriendo desde finales de los años 1990. Extrañamente (?), los actores que más han contribuido a la guerra en contra del Estado ruso y que más han facilitado la islamización del Cáucaso (ayudando por lo tanto indirectamente a incrementar el terrorismo) son los mismos que ahora encabezan la lucha contra el Estado sirio.
Y la guerra en Siria puede y debe, por demás, provocar una explosión del terrorismo en numerosos países si los individuos de más de 50 nacionalidades, que ya han pasado a la categoría de combatientes, deciden regresar a sus países de origen o de adopción, como Francia, para expandir allí la yihad.
Las víctimas civiles –sean estadounidenses, rusas o sirias– son todas víctimas de una misma plaga y de una política exterior incoherente de doble rasero, que no sólo impide el establecimiento de relaciones internacionales sanas sino que además favorece directamente la proliferación del terrorismo.
Fuente
RIA Novosti (Rusia)

Boston: falso sospechoso es hallado muerto

Sunil Tripathi, el estudiante indio que había sido acusado de haber cometido el doble atentado del Maratón de Boston, fue encontrado muerto por ahogamiento en el Estado de Rhode Island.
Designado como culpable del doble atentado de Boston por el foro FindBostonBombers (Reddit.com), el joven indio había desaparecido al día siguiente de la universidad donde realizaba sus estudios en Estados Unidos.
Los responsables del foro FindBostonBombers habían presentado excusas cuando la policía de Boston designó a los hermanos Tsarnaev como sospechosos de los hechos de Boston.

Francia vende 3,66% de EADS

El Estado francés vendió un 3,66% del capital de EADS (Siglas de European Aeronautic Defence and Space Company), el 16 y el 25 de abril de 2013. Las transacciones, realizadas con compradores no identificados, reportaron 1 190 millones de euros.
EADS comenzó siendo un grupo industrial propiedad (a la mitad) de Alemania y Francia y con cierta participación de España. Hoy en día, el principal accionista (22,7%) es Daimler-Alemania. Le siguen Sogeade-Francia (19,04%) y Sepi-España (5,40%).
Daimler pertenece a su vez a capitales alemanes, pero estos poseen sólo un 40,9% del grupo mientras que sus otros accionistas principales son los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait.
Después de Boeing, EADS es la segunda compañía aeroespacial más importante del mundo, además de ser el segundo fabricante de armas de Europa, después de BAE Systems (Reino Unido).
Los principales productos de EADS son los aviones de pasajeros Airbus y sus versiones militares, así como los helicópteros Eurocopter.

¡Vanagloria de un Cerdo!

En un país latinoamericano hay un voluminoso individuo cuya megalomanía es enfermiza. Gárrulo hasta la más íntima y grasosa célula acaba de noticiar a sus connacionales que si es necesario -dice el porcino- postulará para presidente.
La obsequiosa entrevista la planteó la CIP (Cadena Internacional de Puercos) y en ella el señor Cerdo se despacha con artera voz contra quienes él considera carecen de posibilidades en sus querellas internacionales. Como si no lo supiéramos nos advirtió que él no forma parte de La Haya. Es obvio que una corte de tan alto prestigio no admite a sospechosos de enriquecimiento ilícito y a firmantes de indultos a narcotraficantes, es decir de criminales.
El señor Cerdo gana por ausencia no por competencia. Sus áulicos son de una mediocridad espantosa, no hablan: regurgitan cuanto insinúa, con ajos y cebollas, el obeso de marras. Tampoco pueden hacer mucho más: ¡sus prontuarios están bajo siete llaves y él conoce al dedillo cada uno de estos y sabe cómo hacerlos llegar a los miedos de comunicación, eslabones -bien rentados- de una proterva misión estupidizante urbi et orbi.
El país latinoamericano sobre el que discurrimos está anegado de análisis sobre la corrupción. Cada quien hace su agosto y la nombra y apostrofa a su gusto y ¡hasta cobra pingues dólares o euros o en especie con viajes y cursitos en el exterior! Curiosamente al ser parte del ADN social ya no necesita de etiologías sino de su ¡pulverización total! Y esto constituye ¡también! la eliminación de sus vectores en forma de políticos.
Del párrafo anterior puede colegirse una realidad bárbara: ¡un pueblo conoce tanto la corrupción, la padece, sufre sus consecuencias pero la considera NORMAL y parte de su vida! La pregunta adviene sola y firme: ¿es normal que una sociedad repute a la miasma como una forma de existencia desde el nacimiento hasta la muerte? Sospecho que la respuesta es simple y palmaria: ¡de ninguna manera!
En este lodazal de ambiciones y vanidades inmensas, el señor Cerdo se siente como Pedro en su casa: destroza a quien puede, usa a todos y para ello ha logrado la arquitectura de un imperio del mal que expolia dineros públicos cada vez que accede a la administración gubernamental. Decir "al poder" sería de estulticia mayúscula, ningún presidente tiene siquiera barruntos de poder, tan sólo ordena y reordena. Los núcleos purulentos desde el exterior determinan qué producir, en qué cantidad, con qué empresas contratar y cómo y para quién dar las estabilidades jurídicas a que son tan proclives sujetos como el señor Cerdo que una vez advirtió que no había que mencionar mucho a los australes "porque podían molestarse". Y en la entrevista para CIP ha reiterado su lacayismo puesto también de manifiesto en la propaganda que hace para que unas empresas se hagan de concesiones. ¡Un ex presidente de vocero servil de patrones que pagan bien, tanto que así pudo comprarse una casita de 1 millón de dólares!
Parte del diseño difusor de la campaña del señor Cerdo lo constituyen sus folletos plagados de mentiras y propuestas fundamentalistas en que hace apología de la globalización. Es legítimo, sin duda. Lo que hasta hoy no puede demostrar aquél es de dónde salieron los fondos para sus numerosas propiedades en la Ciudad Luz, para un tren de vida desenfrenado con autos de más de US$ 100 mil dólares, viajes al por mayor, etc. De la obesidad no hablemos, es propio de un porcino que se respeta a sí mismo, pasear una ancha contextura.
El señor Cerdo alienta una dinámica por la cual desea involucrar a diversas instituciones. Dice que no le observan el debido proceso en la Comisión legislativa que ausculta su gestión cuando estuvo de paso, siempre obsequioso de dádivas que quebrantan penas por doquier, en el Gran Salón Administrativo de gobierno. Pero no las tiene todas consigo. Dólares y euros posee al por mayor pero gruesos sectores tan sólo a la pronunciación de su nombre, asocian su existencia al robo, a la estafa, a la mentira, al crimen.
No hay hombres providenciales a quienes la voluntad divina ha señalado como los artífices de la revolución o del cambio en cualquier nación. El señor Cerdo, fiel a su estirpe zoológica, no lo cree así y lo ha manifestado ante los sureños. ¿Creerá el susodicho que todos practican la mayordomía doctoral que sus adláteres demuestran en cada suspiro o mirada rapaz?
Bah, nada más y nada menos que la ¡Vanagloria de un Cerdo!
 

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¡Vanagloria de un Cerdo!
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¿Viola Comisión debido proceso de Alan?

En el escrito plañidero que Alan García presentó a la Defensoría el 15-4-2013, buscando sin duda un pronunciamiento con sesgo, se queja que la Megacomisión que preside Sergio Tejada viola sistemáticamente sus derechos constitucionales, en particular el que llama debido preciso parlamentario. ¡Es decir, siente que la investigación lo ultraja, que mancha su faz impoluta!
No sabe -dice- qué figura legal delictiva le imputan (se acuerda del principio de legalidad y el subprincipio de taxatividad); tampoco conoce cuáles son los cargos que pesan en su contra; qué hechos concretos y circunstancias de su persona se investigan; esgrime que el plazo razonable de investigación se ha excedido (ya está 600 días fuera del cargo), ya que la segunda vez que lo citaron está fuera del plazo encomendado de 365 días, que la citación que recibió lo pone como investigado, y otras lindezas de su marca.
¿Será cierto todo esto que reseña en 7 páginas, o forma parte de una conocida estratagema alanista? ¿Entenderá Alan García qué es un debido proceso parlamentario cuando se investiga a una persona en concreto, con nombre y apellidos, llámese Alan García Pérez, y su marcada diferencia cualitativa con la encomendada investigación de una “gestión presidencial” de 5 años, del 2006 al 2011? ¿Será lo mismo que un sujeto o persona investigada o procesada la investigación del maridaje fonemático Gestión Presidencial? ¿Alan lleva el apellido Gestión?
Me parece que en su propio escrito que Alan dirige a la Defensoría está la respuesta y desde ya se pone la soga al cuello, cuando afirma:
“SEÑOR DEFENSOR DEL PUEBLO: …me dirijo a usted…respecto a la actuación de la Comisión Investigadora de la Gestión Presidencial 2006-2011, específicamente de la Presidencia de la misma, que viene actuando, de manera sistemática, con clara afectación de mis derechos constitucionales”…la citación se ha efectuado con manifiesto agravio de mi derecho constitucional al debido proceso parlamentario”.
Veremos este maridaje conceptual más adelante, pues tenemos otras urgencias, como persona y como abogado, que tiene que buscarse los frejoles, ya que los hijos son reclamones, por igual. ¡También les asiste un debido proceso alimentario y están mucho más allá que las desventuras del cuitado Alan García!
 

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jueves, 25 de abril de 2013

Líder demócrata acusa a los hermanos Tsarnaev de haber usado un control remoto de juguete

Los hermanos Tamerlán y Dzhokhar Tsarnaev utilizaron un control remoto de juguete para hacer estallar las bombas en el Maratón de Boston, afirmó Dutch Ruppersberger, líder demócrata de la comisión de servicios de inteligencia de la Cámara de Representantes a la salida de una reunión a puertas cerradas con tres responsables federales en materia de seguridad.
Según supuestas revelaciones de Dzhokhar, su hermano y él aprendieron a hacer bombas con ollas de presión (también conocidas como ollas exprés) a través de la lectura de Inspire, la publicación electrónica atribuida a la rama yemenita de al-Qaeda.
Es importante resaltar que, según el acta sobre sus declaraciones, Dzohkhar no puede hablar y sólo puede expresarse a través de movimientos de la cabeza.
Además, al consultar las 10 ediciones de Inspire, la Red Voltaire no encontró ningún artículo sobre el uso de equipos de control remoto para detonar bombas hechas con ollas de presión.
Hay que subrayar también que un control remoto de juguete no puede utilizarse para detonar un explosivo emplazado dentro de una olla de presión que –dado el espesor de su pared metálica y por estar además herméticamente cerrada– se comporta como una jaula de Faraday y detiene por lo tanto cualquier señal electromagnética proveniente del exterior.
Dutch Ruppersberger puso en tela de juicio la colaboración del FSB ruso al afirmar que ese órgano no respondió a 3 pedidos del FBI sobre Tamerlán Tsarnaev. Pero otros congresistas, que acababan de participar en la misma reunión a puertas cerradas, hablaron de una «buena colaboración» entre las agencias de Estados Unidos y Rusia.

Atentado de Boston: La policía tenía previsto un ejercicio antibomba en la línea de meta

Según un tweet del Boston Globe, emitido el 15 de abril de 2013 a las 12 horas y 53 minutos, miembros de la policía local habían anunciado la realización de una «explosión controlada» frente a la librería (o sea muy cerca de la línea de meta del Maratón de Boston) como parte de un ejercicio antiterrorista.
El atentado se produjo a las 14 horas y 49 minutos, precisamente en ese mismo lugar.

Noche de cristal en Venezuela

El candidato de la oposición venezolana, Henrique Capriles, desencadenó una ola de atentados al proclamarse su nueva derrota electoral. Así comienzan todos los golpes de Estado llamados «soft», con una ola de violencia. Pero no es seguro que logre su objetivo.

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Ya había anunciado lo que iba a pasar. El 9 de abril, 5 días antes de la nueva elección presidencial, Henrique Capriles había declarado: «Yo no soy el mismo del 7 de octubre, voy a defender los votos de toda Venezuela» [1]. Al día siguiente, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, presentaba en la televisión pública una serie de pruebas que confirmaban la intención de la derecha de rechazar los resultados de la elección para intentar en Venezuela un golpe de Estado de color [2]. Al final de la jornada electoral, y a pesar de la diferencia de 272 865 votos [3] a favor del candidato socialista Nicolás Maduro, el candidato de la derecha se niega a reconocer su derrota. Sin embargo, todos los observadores internacionales insisten en la transparencia de las elecciones venezolanas. Vicente Díaz, uno de los rectores del Centro Nacional Electoral (CNE), abiertamente vinculado a los partidos de la oposición, también declara: «No tengo dudas del resultado arrojado por el sistema electoral» [4] que da como vencedor al heredero político de Hugo Chávez.
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Después de su segunda derrota electoral en poco más de 6 meses en la carrera por la presidencia de Venezuela, Capriles Radonski se niega a reconocer el veredicto de las urnas y llama a la oposición a «expresar la rabia» el 14 de abril de 2013.
Será esa la única promesa cumplida por el candidato de la derecha. Echando a un lado la retórica de la unión, de la paz y la seguridad que aún proclamaba a los cuatro vientos una semana antes, Henrique Capriles Radonski llama a sus partidarios a movilizarse para obtener un recuento total de los resultados. Extraño método democrático para obtenerlo este que consiste en ordenar a los ultras de la derecha la toma por asalto de las calles del país, cuando la ley electoral es extremadamente clara al señalar que los candidatos están en la obligación de presentar al CNE las pruebas del fraude. De ser rechazadas esas pruebas, el candidato reclamante tiene aún la posibilidad de recurrir al Tribunal Supremo de Justicia.
A pesar de lo anterior, la oposición no inició ningún trámite administrativo. Lo cierto es que sus acusaciones no resisten frente al hecho que todos los miembros de la oposición designados para supervisar el trabajo de los colegios electorales otorgaron su aval a los resultados en sus respectivos centros  [5]. Pero eso no importa. El verdadero objetivo no era fortalecer la democracia electoral sino más desencadenar un golpe de Estado soft al mejor estilo de los que ya hemos visto en países como Serbia, Georgia, Ucrania, Irán, etc. Los jóvenes neofascistas que tratan de arrasar el país a sangre y fuego se formaron en su mayoría en Serbia, con el grupo Otpor y se reconocen como partidarios de las técnicas de la Albert Einstein Institution, matriz ideológica de las llamadas revoluciones de colores [6].
Al llamado de Capriles, grupúsculos neofascistas invaden las calles del país. Destruyen símbolos del chavismo, atacan y asesinan a sus militantes, saquean y destruyen pequeños comercios. Se contabilizan 7 muertos y 61 heridos, en su mayoría alcanzados por disparos. Cinco sedes regionales del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) son destruidas por las llamas, al igual que 12 clínicas populares en las que trabajan médicos cubanos.
En el Estado de Lara, cuyo gobernador –Henri Falcón– es además jefe de la campaña electoral de Capriles, la policía regional nada hace por impedir la ola de odio. En plena noche, una abuela me llama desde Barquisimeto, la capital de ese Estado: «Estoy atrincherada con mi hermana en la lavandería. Hay gente tratando de tumbar la puerta.» A través de una pequeña ventana, esta señora pudo ver a sus propios vecinos, antorcha en mano, incendiar la clínica pública situada frente a su casa. Otros compañeros nos contaron escenas similares de las que fueron testigos, tanto ellos como sus familias. Y que no aparecerán en los titulares de los grandes periódicos, a pesar de que fueron muchos los militantes agredidos por las hordas fascistas.
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Respondiendo al llamado de Capriles Radonski, opositores bloquean la autopista de Caracas y queman retratos del presidente Nicolás Maduro y de Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional.
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolas Maduro, exhorta entonces a sus propios partidarias a conservar la calma, a no hacerle el juego a la violencia y a dejar que la policía y la Guardia Nacional se encarguen de restablecer el orden. Y a Capriles le advierte: «Si tú no me reconoces como presidente, yo no te reconozco como gobernador de Miranda.» Lógico ultimátum ya que las reglas de la elección de Capriles, en diciembre de 2012, fueron exactamente las mismas reglas que ahora permiten la elección de Maduro como presidente de Venezuela.
La prueba de fuerza ha comenzado y no parece favorable al ex candidato de la derecha. La mayoría de los dirigentes mundiales han reconocido a Maduro como nuevo presidente de Venezuela: los países latinoamericanos –entre ellos los gobiernos de derecha de Colombia, Chile y México–, los países del BRICS (Brasil, Rusia, India, Chine y Sudáfrica), varios países de África así como varios países europeos, como España. Estados Unidos sigue negándose a reconocer la legitimidad del proceso democrático venezolano.
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El ejército venezolano ha reconocido a Nicolás Maduro como nuevo «comandante en jefe de las fuerzas armadas», título que corresponde al presidente de la República, y ha reiterado su compromiso de preservar la paz y la seguridad. A través del mayor general Wilmer Barrientos, jefe del Comando Estratégico Operacional, la institución armada invitó a los venezolanos a respetar las leyes y reglas de la democracia [7].
Aún si la derecha cuenta con mantener su estrategia de la tensión mediante el uso de los mismos grupos –disfrazados incluso con el rojo que identifica a los chavistas– como medio de achacar al gobierno la responsabilidad de la violencia, pero el espectro de un golpe de Estado soft parece haber sido contrarrestado y Nicolás Maduro sale fortalecido de esta prueba de fuerza. En cambio, los mensajes de paz y unión de Capriles han volado en pedazos. Varias personas han sido asesinadas, heridos o maltratadas por haber cometido el delito de no identificarse con la retórica del responsable de las violencias que acaban de producirse en Venezuela. Han caído las máscaras y el fascismo ya tiene rostro.
 
[1] Capriles: Yo no soy el mismo del 7 de octubre, voy a defender los votos de toda Venezuela, Dailymotion, 9 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
[2] Capriles Radonski prepara otro golpe, no va a reconocer los resultados de la victoria del Pueblo y Nicolás Maduro. Así lo denuncia Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional, Youtube, 10 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
[3] Ver los resultados oficiales en el sitio web del CNE. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
[4] «Rector Vicente Díaz: “No tengo dudas del resultado arrojado por el sistema electoral”», Agencia Venezolana de Noticias, 15 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de abril de 2013. El 12 de febrero de 2009, el rector Díaz almorzaba con el secretario general de Acción Democrática. Ver: «Pillao Ramos Allup con Vicente Diaz», Youtube, 12 de septiembre de 2009. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
[5] «Publicarán este miércoles actas de votación con las firmas de la oposición», Sistema Bolivariano de Comunicación e Información, 16 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
[6] Ver el blog de la organización de extrema derecha Juventud Unidad de Venezuela; Eva Golinger, «Huelguistas en Venezuela “Made in USA”», Correo del Orinoco, 20 de febrero de 2013; y «La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 4 de junio de 2007.
[7] «Wilmer Barrientos: FANB continuará en las calles garantizando la paz del pueblo», Agencia Venezolana de Noticias, 16 de abril de 2013. Fuente consultada el 17 de abril de 2013.
 

miércoles, 24 de abril de 2013

Guerra de desgaste contra Siria: entre ilusiones y realidades del terreno

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Por Ghaleb Kandil
La prensa estadounidense dice que hay divergencias en el seno de la administración sobre la manera de enfrentar la crisis en Siria. Resalta las declaraciones ante el Congreso de varios responsables del Pentágono que subrayaron los peligros de la entrega de armas a los rebeldes ahora que han salido a la luz el papel y la influencia decisiva de al-Qaeda –y de su rama siria, el Frente al-Nusra. La posible implicación de terroristas chechenos en el doble atentado de Boston da más crédito a la advertencia de esos responsables, sobre todo porque la prensa occidental ya había revelado, hace varios meses, la formación en Libia de grupúsculos combatientes chechenos, bajo una supervisión de los servicios de inteligencia estadounidenses, para su posterior envío a Siria –y Rusia– a través de Turquía.
La confusión reinante en las esferas dirigentes estadounidenses sobre el tema de la cuestión siria se debe, primero que todo, a la admirable resistencia del Estado sirio y de su ejército nacional ante una guerra mundial dirigida por Estados Unidos. Las entregas de armas, los campamentos de entrenamiento, las redes de reclutamiento así como las estrategias políticas y mediáticas, todo lo que tiene que ver con Siria está bajo la supervisión de Washington, que distribuye las misiones entre sus aliados y reparte los papeles entre sus auxiliares. Por decisión de los estadounidenses, franceses y británicos han proporcionado miles de toneladas de armas y equipos. Y los medios de difusión anunciaron que John Kerry llegaría a la reunión de seudo amigos de Siria, en Estambul, con importantes sumas –de una «América» en bancarrota– para la compra de vehículos blindados para el transporte de tropas y material de comunicación para los terroristas que operan en Siria. Las declaraciones de los responsables del Pentágono, que parecen contradecir esa actitud intervencionista de los diplomáticos, garantizan a Washington el pretexto necesario para dar marcha atrás de ser necesario, porque los resultados de la aventura estadounidense en Siria son hoy más inciertos que nunca.
En efecto, los progresos del ejército sirio en las 5 últimas semanas ha sobrepasado los objetivos iniciales de su mando militar. El avance no se limita a un sector bien determinado sino que implica varios frentes, como Damasco, las zonas rurales de Homs, Idleb y Latakia, así como en los alrededores de Alepo. El sábado y el domingo, el ejército regular y los comités populares registraron importantes éxitos en Qossair, cerca de la frontera libanesa, expulsando a los terroristas de numerosas localidades.
El resultado de esa situación militar, sobre todo alrededor de la capital, es que la gran batalla de Damasco, que desde hace meses venía preparándose a toda máquina, no tendrá lugar en los próximos meses, según han confesado tanto los propios terroristas como medios árabes y occidentales que los respaldan.
Todos estos acontecimientos demuestran que la guerra de desgaste iniciada por Estados Unidos es un juego muy arriesgado, que incluye una gran cantidad de ilusiones sobre la posibilidad de influir en las ecuaciones políticas o de invertir la correlación de fuerzas en el terreno. Sin embargo, la coalición encargada de aplicar ese plan tiene una envergadura planetaria. En ella figuran Arabia Saudita, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos, Turquía y los países europeos, con Israel como eje central y como director de la orquesta… Estados Unidos.
Pero no han contado con la voluntad y la capacidad de resistencia del pueblo sirio y de sus líderes, ni tampoco con la determinación de las potencias emergentes, específicamente los Brics, ni de Latinoamérica e Irán, ya decididos a poner fin al unilateralismo estadounidense.

Declaraciones y posiciones

Bachar al-Assad, presidente de la República Árabe Siria
«El puesto de presidente nada vale sin el respaldo del pueblo. Que el presidente se quede o que se vaya es una decisión del pueblo. Occidente ya ha pagado muy caro el hecho de haber financiado a al-Qaeda en sus inicios. Hoy está haciendo lo mismo en Siria, en Libia y en otras partes y lo pagará caro en plena Europa y en Estados Unidos. No tenemos otra opción que la victoria porque si no salimos victoriosos será el fin de Siria y no creo que no haya un solo ciudadano sirio que acepte esa opción. Lo cierto es que hay una guerra, y yo digo sin descanso no a la rendición y no a la sumisión. El incendio no se detendrá en nuestras fronteras. Todo el mundo sabe que Jordania está tan expuesta a la crisis como Siria.»
Samir Geagea, jefe de las Fuerzas Libanesas (14 de Marzo)
«Para nosotros, la ecuación Ejército-Pueblo-Resistencia ya no existe. La única ecuación válida es Pueblo-Estado-Ejército. ¿En qué se ha convertido la Resistencia actualmente? ¿La Resistencia consiste en luchar en Damasco, Homs y Alepo? ¿Es esa la manera de resistir? No estamos dispuestos a garantizar una cobertura a la presencia militar del Hezbollah en Siria. La participación del Hezbollah en los combates en Siria es inaceptable y constituye un peligro para los chiitas en Líbano. El Hezbollah arrastra al Líbano y a los libaneses a los meandros de la crisis siria (…) Los cristianos de Siria no deben quedarse con los brazos cruzados. En colaboración con los demás sirios libres y con los moderados, deben contribuir a desarrollar su país.»
Ali Abdel Karim Ali, embajador de Siria en Líbano
«Lo que hoy estamos viendo es una violación de la soberanía del Líbano y de Siria. Es Siria la que está siendo atacada, [Siria] no ha bombardeado el territorio libanés sino que ha respondido al lugar de origen de los disparos.»
Serguei Lavrov, ministro ruso de Relaciones Exteriores
«El papel desempeñado por el grupo de Amigos de Siria resulta negativo. Consideramos actualmente que ese proceso contribuye negativamente a los acuerdos de Ginebra sobre los principios de una transición en Siria.»
Alexander Zasypkin, embajador de Rusia en Beirut «Desde le principio hemos estado en contra de al-Qaeda y pensamos que todo fortalecimiento de las células de esa organización en cualquier región representa un peligro y que todos tienen que enfrentarlo. No he oído decir que el Frente al-Nusra esté presente en Líbano como organización. Pero eso puede cambiar debido a la crisis siria y lo que está sucediendo en ese país pudiera atraer a al-Qaeda hacia el Líbano. Deben ser los propios sirios quienes decidan el futuro de Siria. Nos negamos a discutir una futura división de Siria. Apoyamos la unidad de ese pais y su independencia.»

Revista de prensa

As-Safir (Diario libanés cercano a la mayoría), 17 de abril de 2013
Saada Allao
Los combates que se desarrollan en Siria y amenazan a los habitantes libaneses de las zonas fronterizas conducen a la siguiente pregunta: ¿Adónde nos encaminamos? Esa cuestión es muy válida para los habitantes de las zonas fronterizas desde que los rebeldes sirios amenazan con bombardear la ciudad de Hermel. Esa amenaza se produjo al día siguiente de los combates emprendidos por los miembros de los comités populares para recuperar la colina de Nabi Mindo, tomada por los rebeldes durante sus combates contra el ejército regular. Esa colina es de importante estratégica ya que permite a quien la ocupe garantizar el control de gran parte de las localidades fronterizas. El éxodo de los habitantes partidarios del régimen como resultado de su ocupación por parte de la oposición dice mucho sobre la importancia de esa posición. Gracias al control de esa colina por parte del Frente al-Nusra y de las Brigadas Al-Faruk, las localidades pobladas por la población leal debían caer una tras otra en manos de los opositores, permitiendo a su vez establecer una continuidad territorial entre la colina de Nabi Mindo y Wadi Khaled, en el norte del Líbano.
As-Safir (16 de abril de 2013)
Marlene Khalife
Varios comunicados provenientes de países europeos se regocijaban por la designación de Tammam Salam como primer ministro. Pero el entusiasmo europeo comienza a enfriarse, cediendo lugar a una creciente inquietud. Fuentes diplomáticas europeas en Beirut estiman, en efecto, que la designación sin dificultades de Tammam Salam no es obligatoriamente sinónimo de entendimiento en torno a la formación de su gobierno. Sobre todo si se tiene en cuenta que durante las últimas semanas las diferentes posiciones expresadas indican claramente que la solución será un package deal sobre la selección del primer ministro, la formación del gobierno, un acuerdo sobre la declaración ministerial y un entendimiento sobre la ley electoral y las nominaciones [de los responsables] en materia de seguridad. Acuerdo que, según esas mismas fuentes, sigue haciéndose esperar ya que el entendimiento irano-saudita no va por el momento más allá de la persona de Tammam Salam. Las mismas fuentes ponen los puntos sobre las íes en cuanto a la forma del gobierno: los países europeos y occidentales en general no piden que el Hezbollah quede al margen del gobierno, pero lo que los inquieta es el comportamiento de ese partido en Siria. No hay ninguna voluntad de marginalizar al Hezbollah en el plano gubernamental y los europeos favorecen la reactivación de la política de distanciamiento.
Interrogadas sobre la hipótesis de que Tammam Salam instaure un gobierno de un solo color que no obtendría el voto de confianza del parlamento y que se vería por lo tanto reducido a ocuparse tan sólo de las cuestiones de poca monta, las mismas fuentes responden: «No puede hacerlo dado que su gobierno es únicamente de carácter transitorio». En cuanto a la creación de un gobierno de facto, esta no es posible sin la firma del presidente de la República.
An-Nahar (Diario libanés cercano al 14 de Marzo), 19 de abril de 2013
Sabine Oueiss
Las fuerzas del 8 de Marzo pusieron una serie de condiciones para la formación de un nuevo gobierno. En primer lugar, hay que ampliar el gabinete, que debe componerse de 30 ministros. Los nombres de los posibles ministros no deben entregarse al primer ministro designado antes de la distribución de las carteras. En ese marco, ciertas fuentes niegan las informaciones que afirman que el 8 de Marzo presentó a Tammam Salam una lista de posibles ministros. Finalmente, no habrá discusiones sobre el nuevo gabinete antes de que se logre un entendimiento sobre una nueva ley electoral de consenso.
Al-Akhbar (Diario libanés cercano a la mayoría), 19 de abril de 2013
El jefe del Partido Socialista Progresista (PSP), el diputado Walid Joumblatt, envió al primer ministro designado, Tammam Salam, a través del ministro saliente de Relaciones Sociales Wael Abou Faour, un mensaje en el que expresa nuevamente su negativa a aprobar la formación de un gobierno en el que no estén representados el Hezbollah y el movimiento Amal. [Se dice que] el presidente Michel Sleiman hizo llegar a Tammam Salam y al jefe del PSP un mensaje en el que recomienda que limen las asperezas para salir del callejón sin salida.
El ministro de Energía y Recursos Hídricos, Gibran Bassil, parece haber solicitado al Palacio Presidencial un encuentro con el presidente Sleiman.

Incertidumbre en Arabia Saudita

El rey Abdallah de Arabia Saudita destituyó, el 20 de abril de 2013, al viceministro de Defensa, el príncipe Khaled Ben Sultán Ben Abdelaziz, de 63 años, reemplazándolo inmediatamente por el príncipe Fahd Ben Abdallah Ben Mohammed Ben Abdel Rahmane (Ver foto).
Es la primera vez que un miembro de la familia real se ve destituido de esa manera. Nada se sabe sobre las razones de esa decisión.
La función de ministro de Defensa corresponde al príncipe consorte y primer ministro, Salman bin Abdulaziz Al Saud. Este último padece de demencia pero goza de influencia a través del diario Asharq al-Awsat, publicado en Londres y propiedad de uno de sus hijos. Al igual que el actual primer ministro y ministro de Defensa, el viceministro destituido es uno de los líderes del llamado «clan de los Sudairis».
En 1991, el príncipe Khaled Ben Sultan tuvo un papel importante en la operación «Tormenta del Desierto». Fue nombrado viceministro de Defensa después del fallecimiento de su padre –en 2011– y debe parte de su influencia al diario Al-Hayat, también publicado en Londres y del que es propietario. En 2009, se implicó en el conflicto yemenita sin obtener resultados convincentes.
Uno de los hijos del príncipe Fahd Ben Abdallah está casado con una hija del príncipe Khaled Ben Sultan.

Alan: ¿con qué ley conmutó pena a narcos?

1.- Tengo la impresión que el colega Guillermo Correa funge de defensor ad honorem de García o quizá pagado, en cuyo caso, a ambos corresponde señalar qué ley le facultaba conmutar (rebajar) penas a condenados por tráfico ilícito de drogas, pues el Código Penal de 1991 declaró vigente toda la restricción anterior (Ley 24388) de beneficios a condenados por ese delito, incluido a los "paqueteros y burrieres" que cita ¿con nostalgia? el colega.
2.- Igualmente el Decreto Ley 25916 de 1992 mantuvo la vigencia de las mismas prohibiciones, sin modificar, ni excluir ninguna de las entonces existentes, tal como lo había dispuesto el Código Penal.
3.- El Decreto Legislativo 824 de 1996, no levanta esta añeja prohibición de conmutaciones para ningún condenado por este ilícito, de cualquier gravedad; ergo, sigue vigente.
4.- La Constitución Política de 1993 no faculta al presidente conmutar penas a traficantes de drogas que tienen prohibida la conmutación por ley expresa. La Carta Política no es una patente de corso para violar leyes prohibitivas existentes de actos funcionales de cualquier autoridad, incluido el propio presidente.
5.- ¿Más leyes quiere que le cite, colega Guillermo Correa, si acaso tres no le bastan y que ya están dichas en mis artículos que usted dice y cree que los ha entendido? Le repito una vez más, y quizá la última: La ley 24388 de 1985 (promulgada por García y violada por él), el Código Penal de 1991, que es ley (2da. Disposición Final y Transitoria) y el Decreto Ley 25916 de 1992, sí, las tres normas, prohíben la conmutación de penas a condenados por tráfico ilícito de drogas, sin importar la gravedad y las tres han sido violadas.
6.- Y el Decreto Legislativo 824 de 1996, posterior a la Constitución Política de 1993, no se ocupa para nada de la conmutación, sino sólo de la exención, remisión e indultos en ciertos supuestos y no en todos de TID.
7.- El Art. 118°, inciso 1 de la Constitución obliga al presidente a "cumplir leyes, tratados y fallos judiciales" y el inciso 21, lo faculta "indultar y conmutar penas", obviamente sin violar las leyes existentes, sino cumpliéndolas, todas aquellas que prohíben beneficios penitenciarios expresamente a condenados por tráfico ilícito de drogas. Por ende, García violó la Constitución y las leyes.
8.- Empero, el citado colega, pareciera que cuando lee "conmutar penas" interpreta, con sesgo, en cualquier caso de tráfico ilícito de drogas, sin que le importen las leyes prohibitivas en vigor, las mismas que le he refregado varias veces y no quiere entender, y me hace trabajar demás.
9.- ¿Guillermo Correa, cumple algún encargo de Alan García, sin decirlo? ¿Sigue hablando tozudamente de "rojos chavistas", bajo cuya expresión cita mis artículos? ¿García pretende dar forma a su defensa, vía terceros, a costa de mi esfuerzo, lo cual lo muestra como el zamarro que Hugo Chávez identificó con certera puntería?
 

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LAP: ¡Nueva humillante derrota!

¿Cuántas decenas de miles de dólares ha pagado Lima Airport Partners, LAP, a los abogados capitaneados por el doctor Prescripción Luis Vargas Valdivia, para obtener una nueva y humillante derrota, como se lee a continuación?
"CONFIRMARON la sentencia que obra a folios cuatrocientos veinticuatro, a cuatrocientos treinta y cinco, su fecha, veintocho de octubre del año dos mil once, que FALLA ABSOLVIENDO a HERBERT MUJICA ROJAS, por el delito contra el Honor-difamación agravada, en agravio de Milagros Montes Morote, Catherine Pacheco Quesada y la Empresa Lima Airport Partners, con lo demás que contiene y los devolvieron, notificándose." (VISTA DE LA CAUSA, CON INFORMES ORALES, 7-3-2013).
Aún hay jueces en Perú a los que no atemorizan las rondas en que incurren los abogángsteres que pretenden encarcelar a quienes ejercen el sagrado derecho de romper el pacto infame de hablar a media voz. Y, ciertamente, infectados aquellos, de crematofilia dineraria incurable. De poco sirven los amigotes, los compadrazgos, las complicidades y las hermandades criminales cuando hay formidables oponentes armados con ciencia, conciencia y valentía a prueba de balas.
Esta nueva victoria ha sido forjada en la tribuna jurídica por mi abogado defensor Guillermo Olivera Díaz a quien nunca faltó aliento y sabiduría para sortear las zancadillas y argucias de quienes manchan la profesión abogadil porque no protegen al más débil sino acometen a dentelladas a quienes sus pagantes consideran estorbos o elementos a eliminar como es mi modesto caso. Parece idiota que una tremenda empresa me haya planteado cinco juicios por cientos de miles de dólares. Merced a lo ocurrido, ya podemos afirmar que LAP está tirando su dinero -y el de sus socios- al agua.
A mí tocó un rol mucho más humilde: proveedor de las empanaditas de acelga, sabrosas y calientes, el buen humor a que estaba obligado a poseer en ristre, el optimismo a mandíbula batiente y una fe de carbonero que no flaqueó ante tanta desventaja: mi ignorancia en temas penales es monumental y solo los faros potentes del doctor Olivera consiguieron mi tránsito por los dichos senderos.
En suma, lo acontecido en el Expediente 35649-2009-0-1801-JR-PE-21 de la 2da Sala Penal-Reos Libres, representa la monstruosa asimetría de pelear contra uno de los estudios más poderosos del país, sino el más, grafica que más puede la honestidad en la palabra y la energía galana en el asentamiento escrito que las trapacerías recurrentes a que están constreñidos otros a quienes el máximo placer de ganar dinero a como dé lugar, significa todo o, al menos, 99% de sus mediocres y palurdas ambiciones.
Con humildad de luchadores nos es grato compartir con ustedes amables lectores un momento de triunfo, un lampo significativo, una llave al porvenir que nos debe aún muchas victorias. Amén.
 

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Defensoría: ¿aceptará ser guarida de Alan García?

La Defensoría del Pueblo, que sirve Eduardo Vega Luna, a cuyo refugio ha corrido como liebre Alan García, aunque se sabe no son de la misma lechigada política, no podrá ni debe sostener válidamente que las varias leyes que prohíben conmutar penas a condenados por narcotráfico, y otros graves delitos (secuestro y violación de menores), pudieron violarse alegre y gratuitamente por el ex presidente García al ejercer la facultad constitucional de indultar y conmutar penas y que la Comisión congresal que preside Sergio Tejada vulnera el debido proceso al investigarlo. ¡Ha sido citado, dos veces oído y ya se siente vencido!
En efecto, está ¡prohibido legalmente conmutar penas también a violadores de menores, así como a secuestradores y traficantes de drogas, de cualquier laya!
No existe la facultad presidencial de conmutar penas a condenados por tráfico ilícito de drogas contra las leyes que las prohíben y tratados internacionales que obligan a reprimir severamente y no excarcelar. La Constitución Política (Art. 118°, inciso 21) no atribuye la capacidad de violar las leyes que prohíben conductas funcionales. Ningún presidente puede conceder beneficios (indultos, conmutaciones, derechos de gracia) que la ley expresamente prohíbe.
Por ejemplo, la Ley N° 28704 de 3-4-2006 prohíbe otorgar conmutaciones de penas a condenados por violar menores de edad, ¿acaso el presidente puede rebajar la pena del violador, de 35 años a 10, contra la ley que lo prohíbe? Jamás.
Véase el siguiente texto legal que se repite casi idénticamente a través el tiempo, desde 1949 hasta el presente.
"Ley 28704: Artículo 2º.- Improcedencia del indulto, conmutación de pena y derecho de gracia
No procede el indulto, ni la conmutación de pena ni el derecho de gracia a los sentenciados por los delitos previstos en los artículos 173º y 173º-A". Se trata de una norma aprobada por el Congreso, promulgada por el presidente de turno del país, dirigida precisamente a cualquier presidente en funciones y de insoslayable cumplimiento.
El Tribunal Constitucional ha ratificado la constitucionalidad de esta ley, tal como es el caso también de leyes que prohíben este tipo de beneficios a condenados por tráfico ilícito de drogas. ¿Facultad presidencial contra las leyes que ha promulgado el mismo presidente? ¿Dónde? Ni en la Cochinchina vietnamita.
En narcotráfico, o tráfico ilícito de drogas, se prohíben las conmutaciones de penas en general. Esas leyes están vigentes, nadie las ha tocado ni modificado. Tampoco ellas hacen distingos entre tráfico de drogas leve, grave o más grave.
El mismo texto prohibitivo citado se repite desde 1949, Decreto Ley 11005; Decreto Ley 22095 de 1978; Decreto Legisltivo 122 de 1981; Ley 24388 de Alan García de 1985; Código Penal de 1991, 2da. Disposición Final y Decreto Ley 25916 de 28-11-1992.
Todas estas normas prohíben la conmutación por TID así como otros beneficios penitenciarios, que el Tribunal Constitucional en sendos procesos de garantía ha ratificado su constitucionalidad y plena vigencia.
Sin embargo, pese a todo lo dicho, Alan García organizó en Palacio de Gobierno (2006-2011) una fábrica de conmutaciones de penas a narcotraficantes, a título delictivo, de encubrimiento personal agravado (Artículo 404°, Código Penal).
Ahora, que Eduardo Vega Luna, abogado, lidera la Defensoría del Pueblo, y que fue visto en el velorio de Armando Villanueva del Campo, pretende García que aquélla sea su guarida.
 

La estrategia de la tensión a través del 11 de Septiembre, el asesinato de JFK y el atentado de Oklahoma City

El investigador y ex diplomático Peter Dale Scott compara los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, el asesinato de John F. Kennedy y el atentado de Oklahoma City. Y demuestra así la permanente existencia de un Estado profundo, más allá de las apariencias.

Los acontecimientos profundos estructurales y la estrategia de la tensión en Italia

Desde Estados Unidos, no resulta difícil observar cómo la Historia italiana de la segunda mitad del siglo 20 fue claramente desestabilizada por una serie de hechos del tipo de los que he decidido llamar «acontecimientos profundos estructurales». He definido esos hechos como «acontecimientos […], (del tipo del asesinato de John F. Kennedy, el allanamiento del Watergate o el 11 de Septiembre), que afectan brutalmente la estructura social [y que] tienen un gran impacto en la sociedad […]. Por otro lado, constantemente implican actos criminales o violentos. Y, finalmente, a menudo son perpetrados por una oscura fuerza desconocida». [1]
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El atentado de la Piazza Fontana
Los ejemplos de acontecimientos profundos estructurales en Italia –ejemplos que la población local conoce muy bien– incluyen los atentados con bombas perpetrados en la Piazza Fontana, en 1996; en la Piazza della Loggia, en 1974; y contra la estación de trenes de Bolonia, en 1980.
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El atentado contra la estación de Bolonia
En aquella época, la responsabilidad de aquellos atentados, en los que murieron más de 100 civiles y que dejaron una cantidad aún mayor de heridos, se atribuyó a izquierdistas que vivían al margen de la sociedad. Sin embargo, principalmente gracias a una serie de investigaciones y procedimientos judiciales, hoy está claramente demostrado que aquellos atentados en realidad fueron obra de elementos de extrema derecha que cooperaban con la inteligencia militar italiana. Aquellas acciones se inscribían en el marco de una permanente «estrategia de la tensión» destinada a desacreditar a la izquierda italiana, favorecer el mantenimiento de un statu quo caracterizado por la corrupción y quizás incluso a favorecer un alejamiento de la democracia [2]. Como afirmó posteriormente uno de los autores de aquellos atentados, Vincenzo Vinciguerra, «[la] explosión de diciembre de 1969 supuestamente debía ser el detonador que convencería a las autoridades políticas y militares [italianas] de proclamar un estado de urgencia». [3]
Vinciguerra reveló también que había sido miembro de una red paramilitar «stay-behind» junto a varios de sus cómplices. Al final de la Segunda Guerra Mundial, la CIA y la OTAN habían creado aquella red bajo el nombre codificado de «Operación Gladio».
En 1984, cuando varios jueces lo interrogaban sobre el bombazo de 1980 contra la estación ferroviaria de Bologna, Vinciguerra declaró:
«Con [la masacre] de Peteano y todas las que vinieron después ya nadie debería dudar de la existencia de una estructura activa y clandestina, capaz de elaborar en la sombra aquella estrategia de matanzas. [Se trata de una estructura] insertada en los órganos mismos [del Estado]. […] En Italia existe una organización paralela a las fuerzas armadas, que se compone de civiles y militares y con vocación antisoviética, o sea destinada a organizar la resistencia contra una posible ocupación del territorio italiano por parte del Ejército Rojo. […] Una organización secreta, una súper organización que tiene su propia red de comunicación, armas, explosivos y hombres entrenados para utilizar todo eso. […] Una súper organización [que], a falta de una invasión soviética, recibió de la OTAN la orden de luchar contra un deslizamiento del poder hacia la izquierda en este país. Y eso fue lo que hicieron, con el respaldo de los servicios secretos del Estado, del poder político y del ejército.» [4]
Más tarde, fueron revelándose en otros países, como Bélgica y Turquía, los vínculos de la red Gladio con largas campañas de violencia bajo bandera falsa –en las que aparecía nuevamente la implicación de la OTAN y de la CIA. [5]
El objetivo inicial de Gladio era consolidar la resistencia en caso de invasión soviética. Pero la mayoría de los altos responsables italianos implicados en los atentados con bombas también subrayaron la responsabilidad de la CIA y de la OTAN en aquellos actos:
«El general Vito Miceli, ex jefe de la inteligencia militar italiana, luego de su arresto en 1974 bajo la acusación de conspiración con vistas a derrocar el gobierno, testimonió “que las organizaciones incriminadas […] se formaron gracias a un acuerdo secreto con Estados Unidos y [evolucionaron] en la estructura de la OTAN”.
El ex ministro de Defensa Paulo Taviani declaró al magistrado Casson, durante una investigación [realizada] en 1990, que durante su periodo en el ministerio (1955-1958), los servicios secretos italianos eran dirigidos y financiados por “los boys de la Vía Veneto” –en otras palabras, los agentes de la CIA en la embajada de Estados Unidos en pleno centro de Roma. En 2000, “un general de los servicios secretos italianos [nombrado Giandelio Maletti] declaró […] que la CIA había dado su aprobación tácita a una serie de atentados con bomba en los años 1970, para crear inestabilidad e impedir que los comunistas llegasen al poder. […] “La CIA quería, a través del nacimiento de un nacionalismo extremista y de la contribución de la extrema derecha, sobre todo la de Ordine Nuovo, impedir que [Italia] se inclinara hacia la izquierda, agregó”.» [6]
En su importante libro Les Armées Secrètes de l’OTAN [Los ejércitos secretos de la OTAN], Daniele Ganser se refiere a un artículo publicado en la prensa española, en 1990, en el que se habla de Manfred Worner, un político y diplomático alemán que era en aquel entonces secretario general de la OTAN. Aquel año, según el artículo, el señor Worner confirmó en secreto que el cuartel general de la OTAN –el SHAPE– era en realidad responsable de la red Gladio:
«El Supreme Headquarters Allied Powers Europe o SHAPE, el órgano de mando del aparato militar de la OTAN, coordinaba las operaciones del Gladio. Eso es lo que ha revelado el secretario general Manfred Worner en una entrevista con los embajadores de las 16 naciones aliadas de la OTAN.» [7]
Sacando sus propias conclusiones de esa afirmación, Ola Tunander comparó la estrategia de la tensión en Italia –con sus atentados bajo bandera falsa– a «lo que la élite militar turca podría describir como la redirección forzada de la democracia por el “Estado profundo” [se trata de una expresión turca]». [8]
Me parece, sin embargo, que sería demasiado simplista atribuir la estrategia de la tensión en Italia únicamente a la «súper organización [que] recibió de la OTAN la orden [de perpetrar atentados bajo bandera falsa]», retomando las palabras de Vinciguerra. Resulta que otras fuerzas tuvieron un papel de primera línea en la estrategia de la tensión, actuando junto a la OTAN y a grupúsculos que Vinciguerra conocía gracias a la inteligencia militar italiana (el SID, que se convertiría después en el SISMI). Es importante recordar que, en Italia, los juicios contra los individuos condenados por el atentado de 1980 contra la estación de Bolonia no sólo tenían que ver con Vinciguerra, el SISMI y el Gladio sino también con elementos de la mafia italiana (la Banda della Magliana) y con la logia masónica Propanga-Due (P-2) –esta última estaba además vinculada a una serie de banqueros criminales y al Vaticano. [9]
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La estrategia de la tensión
En resumen, si suponemos que algo comparable al Estado profundo turco estuvo implicado en la estrategia de la tensión en Italia, no es posible resolver el misterio. Sin embargo, esa hipótesis nos sugiere la existencia de un medio, o de una red de complicidades, que merece una investigación más profunda.

¿Se aplicó en Estados Unidos una estrategia de la tensión?

Como ya he escrito anteriormente, los vínculos de la red Gladio con prolongadas campañas de violencia bajo bandera falsa –en las que nuevamente aparecen implicadas la OTAN y la CIA– se conocieron posteriormente en otros países, como Bélgica y Turquía [10]. Quisiera señalar que Estados Unidos, al igual que Europa, ha sufrido también una sucesión comparable de acontecimientos profundos estructurales bajo bandera falsa. Esto incluye atentados con bomba que, siguiendo una misma estrategia de la tensión, han llevado sistemáticamente Estados Unidos a su actual situación: un estado de urgencia.
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El Cuartel General de la OTAN
Entre los acontecimientos profundos estructurales y engañosos que me gustaría analizar aquí, subrayaría los siguientes:
  • El asesinato de John F. Kennedy, en 1963, o 22 de noviembre, que condujo a la operación de la CIA conocida como Caos contra el movimiento de oposición a la guerra de Vietnam. (El 22 de noviembre fue claramente un acontecimiento profundo: numerosos documentos sobre la relación de Lee Harvey Oswald con la CIA siguen siendo secretos, a pesar de las demandas de medios judiciales y parlamentarios a favor de su publicación.) [11]
  • El asesinato de Robert Kennedy, en 1968, al que siguió la inmediata adopción de una ley de excepción. El resultado de esa ley fue una brote de violencia justificada por el Estado durante la convención del Partido Demócrata de 1968.
  • El primer atentado con bomba contra el World Trade Center, en 1993, y el de Oklahoma City, en 1995, que dieron lugar a la adopción de la Antiterrorism and Effective Death Penalty Act de 1996.
  • El 11 de septiembre de 2001 y los ataques con ántrax de ese mismo año, que condujeron a la imposición de las medidas de «continuidad del gobierno» (COG, siglas de Continuity of Government), al voto de la Patriot Act y a la proclamación, el 14 de septiembre de 2001, de un estado de urgencia que todavía se mantiene en vigor. Ese estado de urgencia fue renovado por un año más en septiembre de 2012. [12]
Todos esos acontecimientos profundos estructurales han arrojado un mismo resultado: la erosión de los poderes públicos reconocidos en la Constitución y su progresiva sustitución por una fuerza represiva exenta de control. En otros trabajos ya he señalado que:
  1. Como en Italia, la mayoría de esos acontecimientos fueron atribuidos a elementos marginales. Pero en realidad implicaron a facciones que se mueven dentro de las agencias de inteligencia clandestinas de Estados Unidos, así como las oscuras conexiones que estas mantienen con los círculos del crimen organizado;
  2. Algunos de esos elementos profundos estructurales están vinculados a la planificación permanente tendiente a garantizar la «continuidad del gobierno» (COG) en tiempos de crisis. Conocida en el Pentágono bajo la denominación de «Proyecto Juicio Final» (Doomsday Project), esa planificación disponía de su propia red secreta de comunicaciones seguras. Incluía también medidas tendientes a instaurar lo que en tiempos del Irangate, durante las audiencias del teniente coronel Oliver North en el Congreso estadounidense, se llamó una «suspensión de la Constitución de los Estados Unidos»;
  3. En cada uno de esos casos, la respuesta oficial a los acontecimientos profundos fue la adopción de un conjunto de nuevas medidas represivas, habitualmente a través de la vía legislativa;
  4. La acumulación de esos sucesos hace pensar en la presencia permanente, en Estados Unidos, de lo que yo llamo una «fuerza oscura» o un «Estado profundo» comparable a lo que Vinciguerra describió en Italia como una «fuerza secreta [oculta y] clandestina, capaz de elaborar en la sombra una estrategia de matanzas [sucesivas].» [13]

El atentado de Oklahoma City
y el 11 de septiembre

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El atentado de Oklahoma City
Hace poco vi un documental titulado A Noble Lie (Una mentira noble), sobre el atentado perpetrado en Oklahoma City en 1995 [14]. Por primera vez pude confrontar mis hipótesis con ese atentado perpetrado el 19 de abril de 1995 –y que por lo tanto llamaré 19 de Abril. Ese acontecimiento encaja en mis parámetros de análisis, mucho más de lo que yo hubiese podido imaginar, e incluso los refuerza..
En efecto, el documental A Noble Lie da a conocer grandes similitudes entre los acontecimientos de abril de 1995 y los de septiembre de 2001. El paralelo más evidente es la supuesta destrucción, por fuerzas externas, de un inmueble con estructura de acero reforzado (por un camión lleno de explosivos, en el caso del edificio Murrah, y por los escombros proyectados durante el derrumbe de la torre norte del World Trade Center, en el caso del Edificio 7 [o Building Seven], en 2001). En ambos casos, algunos expertos afirmaron que, en realidad, únicamente cargas explosivas de corte instaladas directamente en las columnas de carga situadas dentro de los edificios habrían podido provocar el derrumbe de estos. Veamos, por ejemplo, un informe entregado al Congreso por Benton K. Partin, general de brigada en retiro de la US Air Force, experto en explosivos no nucleares:
«Cuando vi por primera vez las fotos de los daños asimétricos del camión cargado de explosivos en el edificio federal, mi reacción inmediata fue pensar que era técnicamente imposible generar ese tipo de daños sin poner cargas de demolición suplementarias en varias columnas de carga de hormigón armado. […] Con lo que hoy se sabe sobre el poder y la composición de la bomba, el que la simple explosión de un camión cargado de explosivos pudiese [destruir el edificio] en una profundidad de 18 metros y provocar el derrumbe de una columna de carga de dimensión A-7 es algo que resulta incomprensible.» [15]
Hoy en día un amplio consenso está apareciendo entre los arquitectos, ingenieros y otros expertos competentes. Según ellos, es muy probable que los tres edificios del World Trade Center que se derrumbaron el 11 de septiembre de 2001 también hayan sido destruidos mediante el uso de cargas explosivas como las que se usan en las demoliciones controladas. [16]
Las consecuencias jurídicas de gran parte de esos acontecimientos constituyen otra similitud importante. En efecto, la respuesta al atentado de Oklahoma City fue la adopción de la Antiterrorism and Effective Death Penalty Act de 1996, mientras que la respuesta al 11 de septiembre de 2001 fue la aplicación de la COG y el posterior voto de la Patriot Act –a raíz de los atentados de bandera falsa con uso de ántrax. El documental A Noble Lie se concentra en las consecuencias internas de la Antiterrorism Act. Al igual que la Patriot Act, aprobada posteriormente, esa ley instauró importantes restricciones al derecho de habeas corpus, en relación con la manera como lo habían interpretado los tribunales hasta aquel momento. Dicho de otra manera, esas dos leyes implementaron pretextos jurídicos para autorizar las detenciones arbitrarias, lo cual había sido una preocupación central en la planificación de la COG que se había desarrollado en los años 1980 bajo la dirección de Oliver North. Todo esto forma parte de un proceso permanente de restricciones progresivas de nuestros derechos constitucionales por parte de un poder sobre el cual no se ejerce ningún tipo de control –evolución que data, en mi opinión de la época del asesinato de John F. Kennedy, en 1963.
Sin embargo, la Antiterrorism Act de 1996 tuvo también importantes consecuencias en el extranjero, sobre todo por el hecho que la sección 328 de esa ley enmendó la Foreign Assistance Act para apoyar
«la ayuda en armas y municiones a algunos países en particular, con vistas a combatir el terrorismo [17]. Eso condujo a la creación, en 1997, de un acuerdo de enlace «Top Secret» entre el Centro de Contraterrorismo de la CIA (CTC, siglas de Counterterrorism Center) y Arabia Saudita, seguido de un acuerdo posterior concluido en 1999 entre la CIA y Uzbekistán (que son hoy en día dos de los regímenes más secretos y represivos del mundo).» [18]
Yo he sostenido que esos acuerdos de enlace confidenciales –concluidos con Arabia Saudita y Uzbekistán– pudieron servir a la CIA de cobertura para organizar su retención de información secreta antes del 11 de septiembre de 2001. Esa disimulación de información de inteligencia tenía que ver con Khaled al-Mihdhar y Nawaf al-Hazmi, dos de los individuos designados como culpables de aquellos ataques [19].
Por consiguiente, si es correcto mi análisis sobre la retención de información que la CIA organizó entre 2000 y 2001, el 19 de abril no sólo presenta similitudes con los ataques de septiembre de 2001. Este atentado de 1995 constituye en realidad una etapa determinante en el proceso que hizo posible tanto la nueva retención de información como los hechos mismos del 11 de septiembre de 2001.

El recrudecimiento de los poderes represivos a raíz de los acontecimientos profundos

El hecho que el 19 de abril tuviese consecuencias jurídicas de carácter represivo vincula ese acontecimiento tanto al 11 de septiembre como al 22 de noviembre, ya que el asesinato de JFK fue utilizado por la Comisión Warren para ampliar la vigilancia de la CIA sobre los propios estadounidenses. Como escribí en mi libro Deep Politics, eso fue resultado
«controvertidas recomendaciones de la Comisión Warren que impusieron que se ampliaran las responsabilidades del Secret Service en materia de vigilancia interna (WR 25-260. Paradójicamente, esta última concluyó que Oswald había actuado solo (WR 22), pero también [concluyó] que el Secret Service, el FBI y la CIA tenían que coordinar más estrechamente la vigilancia sobre los grupos organizados (WR 463). En particular recomendó al Secret Service que se dotara de una base de datos informatizada compatible con la que ya había elaborado la CIA.» [20]
Durante la guerra contra Vietnam que se produjo posteriormente, esta implicación de la CIA en la vigilancia interna condujo a la operación Caos. Se trataba de una investigación sobre el movimiento contra la guerra de Vietnam durante la cual la CIA, a pesar de las restricciones que le imponía su propia Carta en materia de espionaje interno,
«acumuló miles de expedientes sobre los ciudadanos de Estados Unidos, incluyó a cientos de miles de estos en sus archivos informáticos y distribuyó al FBI y a otras agencias gubernamentales miles de informes sobre ellos. Parte de esa información tenía que ver con las actividades internas de los ciudadanos en cuestión». [21]
Este proceso de recrudecimiento represivo se repetirá 4 años más tarde a raíz del asesinato de Martin Luther King, en 1968. En respuesta a ese acontecimiento, 2 brigadas del ejército estadounidense se desplegaron en los propios Estados Unidos hasta 1971. Esas unidades estuvieron en estado de alerta permanente, listas para intervenir en el marco de la operación Garden Plot, cuyo objetivo era contrarrestar posibles desórdenes internos.
Ce processus de durcissement répressif se répétera quatre ans plus tard, suite à l’assassinat de Martin Luther King en 1968. En réponse à cet événement, deux brigades de l’US Army furent déployées aux États-Unis jusqu’en 1971. Placées en état d’alerte permanent, elles étaient en position d’intervenir dans le cadre de l’opération Garden Plot, qui était destinée à contrer d’éventuels troubles intérieurs. [22]
Ese esquema se repetirá nuevamente con
«El asesinato de Robert Kennedy [conocido también como RFK o Bobby]. En las 24 horas transcurridas entre los disparos de los que Bobby fue víctima y su posterior deceso, el Congreso adoptó con carácter urgente una ley que había sido redactada desde mucho antes (como sucedió con la Resolución del Golfo de Tonkín en 1964 y con la Patriot Act en 2001 –ley que ampliaba nuevamente los poderes secretos del Secret Service, en nombre de la protección de los candidatos a la presidencia.» [23]
Y no se trataba de un cambio insignificante: aquella ley votada apresuradamente bajo [el presidente] Johnson dio lugar a algunos de los peores excesos de la época de Nixon [24].
Ese cambio contribuyó igualmente al caos y a los actos de violencia que marcaron la Convención Demócrata de 1968, en Chicago. Agentes de vigilancia de la Inteligencia Militar destacados en el Secret Service operaban dentro y fuera de la sala del encuentro. Algunos de ellos equiparon a los «delincuentes de la Legion of Justice, como la Chicago Red Squad [que] agredió a los grupos locales que se oponían a la guerra». [25]

Otras similitudes entre Dallas en 1963 y Oklahoma City en 1995

Las consecuencias represivas del 22 de noviembre y del 19 de abril están vinculadas a otras características comunes de esos dos acontecimientos. Casi inmediatamente después del 22 de noviembre, comenzaron a difundirse varios relatos provenientes de fuentes tanto internas como externas al gobierno. Aquellos relatos sugerían que Lee Harvey Oswald había asesinado al presidente [Kennedy] en el marco de un complot comunista internacional.
En mi libro Deep Politics and the Death of JFK los designé como «relatos primarios», que se inscribían en
«un proceso en 2 fases. La “fase primaria” consistía en agitar el espectro de un complot internacional vinculando a Oswald con la URSS, con Cuba o con esos dos países a la vez. Esa amenaza fantasma sirvió para invocar el peligro de un posible enfrentamiento nuclear, lo cual incitó al presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos Earl Warren y a otros responsables políticos a aceptar la “fase secundaria” –la hipótesis también falsa (pero mucho más inofensiva) de que Oswald asesinó al Presidente él solo. […] El relato primario […] fue expuesto primeramente y posteriormente desmentido por la CIA. Michael Beschloss reveló que el 23 de noviembre a las 9 horas y 20 minutos, el director de la CIA John McCone informó al nuevo presidente sobre los últimos sucesos. Según las palabras de Beschloss, la “CIA tenía información sobre los contactos extranjeros de Lee Harvey Oswald, el presunto asesino [de JFK], que sugería [al Presidente Lyndon B. Johnson] que Kennedy podía haber sido víctima de una conspiración internacional.”» [26]
Hasta ahora, tanto los relatos primarios como los secundarios han ocupado un lugar central en el tratamiento del 22 de noviembre por parte de los medios dominantes. Sin embargo, esos medios prácticamente han excluido los análisis independientes que consideran ese asesinato como un acontecimiento profundo.
Muchos observadores han olvidado el hecho que después del 19 de abril también hubo un proceso en dos fases. Inmediatamente después del atentado, y también un poco más tarde, se produjo la difusión de cierto número de relatos. Estos vinculaban a Timothy McVeigh y Terry Nichols con varios iraquíes así como con otros individuos originarios del Medio Oriente. Entre las personas mencionadas se hallaba Ramzi Yusef, el fugitivo autor del atentado con bomba de 1993 contra el World Trade Center (quien también utilizó una bomba fabricada con nitrato de amonio [ANFO] en una camioneta de marca Ryder) [27]. El presidente Clinton y Richard Clarke, su coordinador para el contraterrorismo, confirmaron que el 19 de abril se habló de varios de esos relatos en una reunión del Grupo de Seguridad Antiterrorismo (Counterterrorism Security Group) [28]. Tanto Clinton como Clarke dijeron también que habían descartado aquellas versiones porque pensaban que se trataba de un complot local de menor envergadura ejecutado por los dos culpables ya mencionados: Timothy McVeigh y Terry Nichols. Sin embargo, los relatos que mencionaban una implicación del Medio Oriente, atribuidos a veces a fuentes gubernamentales, siguieron apareciendo en los medios de la prensa dominante, como CBS, NBC y el New York Times [29].
En el mismo momento, Jayna Davis, periodista de la NBC en Oklahoma City, puso todo su empeño en las búsqueda de indicios de un complot local iraquí y los reunió en su libro The Third Terrorist (El tercer terrorista). Sus pruebas, del orden de la «fase primaria» estaban centradas en la búsqueda inicial de un sospechoso anónimo designado como John Doe #2. Esa búsqueda, que se suspendió rápidamente, había sido emprendida a raíz de una alerta cursada a todas las unidades. Posteriormente, el miembro del Congreso Dana Rohrabacher utilizó la investigación de Jayna Davis en la elaboración de un informe al Congreso [30].
En el plano institucional, Richard Clarke escribió que, además de la Antiterrorism Act, el atentado de Oklahoma City provocó una profusión de Directivas de Decisión Presidencial de carácter interno (PDD, siglas de Presidential Decision Directive), que él mismo redactó. Una de ellas buscaba corregir una falla de seguridad en la respuesta a aquel atentado. Otra directiva le confería [al propio Clarke] más amplios poderes en materia de lucha contra el terrorismo, incluyendo su nuevo título de Coordinador Nacional de Seguridad, Protección de la Infraestructura y Antiterrorismo. Otras dos directivas –la PDD 62 y sobre todo la PDD 67– preveían instaurar lo que él llamó «un sistema de mando y control [más] robusto» para «nuestro programa de Continuidad del Gobierno [COG]». Según Clarke, «se había autorizado el desmantelamiento [de la COG] cuando desapareció la amenaza de un ataque nuclear soviético» [31].
Esas palabras nos recuerdan el artículo de Tim Weiner publicado en el New York Times en abril de 1994. Según Weiner, en la época postsoviética del presidente Clinton, «el Proyecto Juicio Final […] tal como se conocía» había sido desmantelado ya que se habían disipado «las tensiones nucleares» de la guerra fría [32].
En otras palabras, el presidente Clinton había previsto poner fin al Proyecto Juicio Final, dirigido por un comité extragubernamental secreto que incluía a Donald Rumsfeld y Dick Cheney, quienes no ejercían en aquel momento ninguna función gubernamental. Pero Richard Clarke utilizó el atentado de Oklahoma City para justificar que se mantuviera ese programa, incluso reforzándolo y poniéndolo bajo su propio control.
Según el autor Andrew Cockburn, se había encontrado un nuevo blanco:
«A pesar de que los ejercicios continuaron bajo la era Clinton, con un presupuesto anual de más de 200 millones de dólares, los ya desaparecidos soviéticos fueron reemplazados por terroristas […] Hubo además otros cambios. Anteriormente, los especialistas seleccionados para dirigir el “gobierno de la sombra” habían sido escogidos en el conjunto del espectro político, tanto demócratas como republicanos. En lo adelante, dentro de los bunkers, [Cheney y] Rumsfeld se [verían] en compañía de sus simpatizantes políticos, ya que la lista de “jugadores” se componía casi exclusivamente de halcones republicanos. “Era una manera de que aquella gente se mantuviese en contacto. Se reunían, hacían ejercicio y hablaban mal de la administración Clinton, lo peor posible”, según me reveló un ex oficial del Pentágono que conocía el fenómeno directamente. “Podía decirse que era un gobierno secreto en espera de su momento.”» [33]
Por supuesto, el hecho de que el 19 de abril fuese seguido de un refuerzo del Proyecto Juicio Final no basta para confirmar mi tesis, según la cual ese programa de la COG fue un factor determinante en la planificación y ejecución de los acontecimientos profundos estructurales en Estados Unidos [34]. Pero mi descripción de esos casos permite observar otras características recurrentes, que vuelven a aparecer en el caso de Oklahoma City.
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El primer atentado contra el World Trade Center, en 1993
La primera de ellas es el papel central atribuido a culpables designados en las versiones oficiales de esos acontecimientos, cuando se sabe que eran muy probablemente informantes del gobierno o agentes dobles [35]. El ejemplo más reciente que más se ha documentado es quizás la utilización y la protección, por parte del gobierno de Estados Unidos, de Ali Mohamed, un importante cuadro de al-Qaeda que operaba como doble agente en el seno de esa organización; esa protección le permitió entrenar a varios de los autores del atentado cometido en 1993 contra el World Trade Center, con el uso de un camión-bomba y contribuir posteriormente a la planificación del atentado con bomba contra la embajada de Estados Unidos en Kenya [36].
En la edición de mi libro The War Conspiracy correspondiente al año 2008, sugerí la posibilidad de que Lee Harvey Oswald y otros culpables designados del 11 de septiembre de (Ali Mohamed, Nawaf al-Hazmi y Khaled al-Mihdhar) hayan sido en realidad agentes dobles que trabajaban para una agencia del gobierno estadounidense, como el FBI o la inteligencia militar (DIA, siglas de Defense Intelligence Agency) [37]. Otros autores han sugerido que Oswald era cuando menos un informante del FBI y Lawrence Wright escribió en The New Yorker que al ocultar al FBI los nombres de al-Hazmi y de al-Mihdhar, «la CIA también pudo haber protegido una operación en el extranjero y, por lo tanto, temer que el FBI revelara [esa operación]» [38].
En ese contexto, mientras miraba el documental A Noble Lie, vi con gran interés la hipótesis según la cual Timothy McVeigh, el principal culpable designado del 19 de abril, pudiera ser también un informante o un doble agente que trabajaba para el US Army [39]. Por supuesto, esa hipótesis aún no ha sido demostrada, pero el documental aporta pruebas que la corroboran.

El atentado de Oklahoma City
y la operación PATCON

Lo que sí es seguro es que McVeigh –al igual que Oswald, al-Hazmi y al Mihdhar– se movía en un medio de informantes identificados y/o agentes dobles, que participaban en una importante operación secreta. En el caso de Oswald y de los dos sauditas, esta particularidad pudiera explicar por qué el gobierno de Estados Unidos se dedicó continuamente a ocultar hechos cruciales sobre ellos, tanto antes como después de los crímenes que se les imputan, ocultamientos que incluso prosiguen actualmente. [40]
En 2005, el excelente investigador John M. Berger descubrió que, en los años 1990, el FBI realizó una importante operación de contraespionaje, bautizada PATCON (por «Patriot-conspiracy»). En aquel marco, el FBI había investigado sobre el medio de Timothy McVeigh. Se trataba de la ultraderecha armada, a la que Berger describió de la siguiente manera:
«un conjunto muy heterogéneo de activistas y extremistas de derecha, racistas, ultralibertarios y/o partidarios de las armas, quienes, al cabo de los años, encuentran una causa común en sus temores y sospechas sobre el gobierno federal. Aunque los agentes infiltrados [del FBI] se reunieron con algunos de los peores elementos de ese movimiento, su trabajo nunca condujo ni a un solo arresto. Cuando apareció McVeigh en medio de aquella investigación, en 1993, nadie se fijó en él.» [41]
La operación PATCON prestó mucha atención a un antiguo pilar de la red ilegal de Oliver North, que había sido utilizada para proveer armas a los Contras en Nicaragua. Se trataba de Tom Posey y de su grupo paramilitar, la CMA (siglas de Civilian Material Assistance). Según Paul de Armond, aquella organización había comenzado sus actividades en los años 1980 como «complemento del Ku Klux Klan de Alabama» [42]. La CMA participó primeramente en el esfuerzo de aprovisionamiento de la DIA a los Contras, tarea que pasó después a las manos de Oliver North. Las patrullas «benévolas» [En el sentido de “no remuneradas”. Nota del Traductor.] de esa organización contra los inmigrantes clandestinos en la frontera de Arizona convencieron al entonces congresista John McCain para que ocupara un puesto en su consejo de administración [43]. Sin embargo, en el periodo post Reagan, «Posey era un comerciante de armas muy conocido en el mercado negro, sospechoso de tener fuentes de contrabando en varias bases del US Army», según los investigadores de PATCON. [44]
Tanto en el asesinato de JFK como en el 11 de septiembre me parece evidente que las disimulaciones posteriores a esos complots se deben a que fueron hábilmente planificadas para quedar englobadas en operaciones clandestinas autorizadas, de manera que se mantuviesen en secreto después de los hechos. El importante ensayo sobre la operación PATCON que publicó John Berger en Foreign Policy no sugiere en ningún caso la existencia de algún vínculo entre el plan de McVeigh y esa operación del FBI. Sin embargo, en un momento de su investigación, Berger señala que Dennis Mahon, socio de McVeigh y también blanco importante de PATCON,
«se convertirá en una figura célebre en los medios que proclaman la superioridad de la “raza blanca” y fue condenado en febrero [de 2005] por el envío de un paquete postal explosivo a un dirigente de la diversidad en el Estado de Arizona en 2004. A raíz de su arresto, durante el año 2009, Mahon dijo a su compañero de celda que él era “el tercer anónimo en la investigación sobre el bombazo de Oklahoma City”.»
En otras palabras, Dennis Mahin se identificó a sí mismo como John Doe #2.
En su sitio web Intelwire.com, Berger escribió que «Mahon [declaró] haberse codeado con McVeigh en el pasado». Berger deduce de eso que «partiendo de esos comentarios y de ciertas informaciones, es por lo menos plausible que Mahon haya estado implicado en el atentado [de Oklahoma City]» [45]. «La otra prueba» que menciona Berger es el testimonio de Carol Howe, informante de la ATF [Agencia de Alcohol, Armas de Fuego y Tabaco, siglas en inglés. NdT.] dado a conocer primeramente por Jayna Davis y posteriormente por el congresista Dana Rohrabacher. Según ese testimonio, «Mahon habló de cometer atentados con bombas contra edificios federales [antes del 19 de abril]. […] [Además,] viajó 3 veces a Oklahoma City [con Andre Strassmeir, un contacto de Timothy McVeigh].» [46]
Mahon ha sido descrito como un hablador con tendencia a la autoglorificación. A pesar de todo, es evidente que las nuevas pruebas que se han conocido a raíz de la investigación PATCON deberían inducirnos a estudiar mejor el contexto del atentado de Oklahoma City. En efecto, sólo algunos iniciados estaban al tanto de esa operación secreta, realizada por el FBI entre 1991 y 1993.

¿Fue el atentado de Oklahoma City una «encerrona que salió mal»?

Aunque la operación PATCON terminó oficialmente en 1993, sus expedientes nos han permitido saber que numerosos informantes del FBI residían permanentemente en la comunidad de Elohim City, Oklahoma. Es muy probable que entre ellos se encontrasen no sólo Carol Howe sino también Andre Strassmeir, el contacto de Timothy McVeigh anteriormente mencionado [47]. La falta de respuesta de las autoridades a los informes sobre un proyecto de atentado con bomba fortalece la hipótesis –emitida en el documental A Noble Lie– de que el complot del 19 de abril pudo haber sido inicialmente una trampa policial en contra sus autores. Su mortífero desenlace parece el resultado de una «encerrona que salió mal».
De confirmarse esta hipótesis, la similitud entre el 19 de abril y el primer atentado contra el World Trade Center, en 1993, resultaría mayor aún. Según el relato oficial, aquel ataque también fue planificado por un grupo terrorista ya penetrado por el FBI, grupo que también utilizó una bomba de ANFO en una camioneta alquilada marca Ryder. Este vehículo también fue identificado gracias a su número de identificación vehicular (NIV), encontrado en un fragmento metálico. [48]
Veamos lo que reportó el New York Times, después del atentado de 1993, basándose en grabaciones de interrogatorios entre un informante y su contacto del FBI:
«Se reveló a los funcionarios de las fuerzas del orden [el FBI] que varios terroristas estaban preparando una bomba, que fue finalmente utilizada contra el World Trade Center. Se consideró [la posibilidad de] contrarrestar a los malhechores sustituyendo secretamente los explosivos por un polvo inofensivo, declaró un informante después del atentado. Este [informante] supuestamente debía ayudar a los malhechores a fabricar la bomba y les proporcionaría la pólvora falsa, pero aquel plan fue anulado por un supervisor del FBI que tenía otras ideas sobre la manera de utilizar al informante, [llamado] Emad A. Salem.» [49]
Ese relato del New York Times sobre el atentado de 1993 contra el World Trade Center describe claramente un proyecto terrorista eficazmente penetrado por el FBI y que, por una razón desconocida, tuvo de todas formas un trágico desenlace. Un solo caso de operación de penetración «que salió mal» en 1993 puede atribuirse a la confusión, a la incompetencia burocrática o a la dificultad de determinar el momento en que las fuerzas del orden disponen ya de suficientes pruebas para justificar los arrestos. La repetición de esa catástrofe 2 años más tarde ya debe llevarnos a tratar de saber si aquel mortífero desenlace no fue en realidad el resultado que realemente se esperaba obtener.
Ante la inacción gubernamental que antecedió los hechos del 11 de septiembre –a pesar de que la CIA conocía a los presuntos secuestradores aéreos–, el atento estudio de esos asesinatos en masa refuerza la necesidad de la denuncia ante la Corte Penal Internacional que propone el juez [italiano] Ferdinando Imposimato (actual presidente honorario de la Corte de Casación italiana). Según [Imposimato], el 11 de septiembre fue «una repetición de la “estrategia de la tensión” que la CIA aplicó en Italia» entre los años 1960 y 1980 [50]. A pesar de todo, puedo entender que para una mayoría de estadounidenses sea a la vez difícil y doloroso enfrentar la idea de que la Historia de su país haya sido manipulada y desestabilizada a escala sistémica por fuerzas desconocidas, como sucedió en Italia hace medio siglo. Pero a medida que profundizo mis investigaciones, sigue fortaleciéndose mi convicción de que hay que tomar en cuenta el veredicto del juez Imposimato.
Por otro lado, si la analogía italiana es aplicable a Estados Unidos, la apreciación de que el 11 de septiembre fue «una repetición de la “estrategia de la tensión” aplicada […] en Italia» nos conduce a una interrogante todavía más amplia sobre el conjunto de acontecimientos profundos estructurales aquí estudiados, en particular en cuanto a los atentados con bombas de 1993 y 1995. ¿Eran esos acontecimientos resultado de una misma estrategia de la tensión permanente? Es demasiado pronto para contestar esa pregunta. Pero podemos al menos observar que los atentados de 1993 y 2001 contra el World Trade Center muestran las características de un origen común, a la vez fuera del gobierno (el presunto «cerebro» Khaled Cheikh Mohammed y el informante Ali Mohamed) y potencialmente en el seno mismo del aparato estatal, a la luz de las disimulaciones persistentes y complementarias alrededor de ambos casos. [51]
Por el contrario, y de forma previsible, todos los acontecimientos profundos estructurales que he analizado hasta este momento son tratados en los medios dominantes como acciones de marginales exteriores al gobierno –un «loco aislado» como Lee Harvey Oswald o un «lobo solitario» como Timothy McVeigh. Los puntos comunes, que ya he presentado, entre esos acontecimientos sugieren la necesidad de un análisis diferente. Dicho de otra manera, algunos iniciados –entre ellos responsables de los servicios de inteligencia y otros funcionarios gubernamentales–, al igual que personas exteriores –incluyendo informantes y agentes dobles– deben ser considerados como responsables de la repetida concepción de complots que, debido a sus conexiones con operaciones clandestinas aprobadas por el Estado, no serán dados a conocer por las autoridades.
Mi análisis identifica a esos iniciados como miembros de un medio, informe y no estructurado pero que perdura, que vincula a las redes secretas que se mueven dentro del aparato del Estado con otras poderosas fuerzas dentro de nuestra sociedad. A pesar de mis propias reticencias iniciales, al no hallar una expresión más apropiada acabé decidiéndome a denominar ese medio como el «Estado profundo» [52]. Sin embargo, como ya señalé anteriormente al referirme a Italia, no considero que ese concepto pueda explicar esos misteriosos crímenes. El «Estado profundo» designa sin embargo un medio sobre el cual habría que investigar mucho más.

Un análisis alternativo de los acontecimientos profundos:
Los Crímenes del Estado contra la Democracia (CED)

Ahora voy a comparar mi propio análisis con otras dos lecturas diferentes. La primera es la noción de «gobierno secreto», presentada en 1987 por Bill Moyers en un importante programa de televisión del canal PBS. [53]
Aquel programa subrayaba, con toda razón, el peligroso aumento del poder de las agencias clandestinas –principalmente de la CIA– a partir [de la proclamación] de la National Security Act de 1947. Aquel programa de televisión analizaba principalmente los crímenes del Irángate para mostrar así qué es un gobierno secreto, que escapa a las restricciones legales y a todas las demás limitaciones jurídicas que imponen la Constitución y el Estado público.
Según lo dicho en el programa de Moyers,
«El Gobierno Secreto es una compleja red de complicidades en la que se reúnen funcionarios, espías, mercenarios, ex generales, oportunistas y grandes patriotas. Por diferentes razones, esos individuos operan fuera de las instituciones legítimas del gobierno.»
En otras palabras, aquel programa se refería a «la Empresa». Se trata de la operación que utilizaron Oliver North, sus respaldos externos y sus aliados del buró ejecutivo Eisenhower para montar el tráfico conocido como Irán-Contras, así como otras políticas violatorias de la ley y/o las directivas del Congreso. Como ya he demostrado en otros trabajos, Oliver North utilizó la red antiterrorista de crisis llamada Flashboard para concretar aquellas políticas. En sus inicios, aquella costosa red se había creado en el marco del Proyecto Juicio Final [54]. Al actuar de esa manera, North «cubría» su operación ya que llevaba a cabo su programa ilícito y criminal a través de aquella red secreta autorizada, [utilizándola] fuera del marco que había sido asignado a aquel instrumento.
En 1987, aquel análisis logró llegar a darse a conocer a través de la televisión porque una parte del gobierno de Estados Unidos estaba en guerra con la otra parte. Aquel conflicto interno enfrentaba al director de la CIA William Casey no sólo con el Congreso sino también con oficiales de alto rango en el seno de la propia CIA [55] El programa de Moyers era parte de una serie de filtraciones de iniciados y de revelaciones de los medios dominantes sobre la operación no registrada bautizada «Enterprise». Oliver North –teniendo en segundo plano al director de la CIA William Casey– había utilizado esa operación para violar las leyes y políticas oficiales [56]. En resumen, el desafío de Tom Moyers a los «guerreros» de Cassey y de North correspondía a los objetivos de la CIA tradicional (y de sus patrocinadores habituales, o sea los «comerciantes» de Wall Street. [57]
No resulta por lo tanto sorprendente que aquel programa no abordara ni el papel del vicepresidente Bush –quien era entonces el superior de Oliver North– ni los intereses que podían llevar a las transnacionales a promover las operaciones clandestinas de la CIA en todo el mundo (como, por ejemplo, la operación –mucho más importante– que la CIA estaba realizando en Afganistán en los años 1980). Lo principal es que tampoco se dijo en aquel programa de televisión ni una palabra sobre la planificación de la «suspensión de la Constitución de Estados Unidos». desarrollada por el propio Oliver North en el marco del Proyecto Juicio Final, aunque ese plan había sido mencionado brevemente durante las audiencias sobre el Irángate, en 1987 [58]. Al guardar silencio sobre ese proyecto, los realizadores de aquel programa de televisión cometieron el error de no mencionar la planificación permanente que, en mi opinión, permitió concretar los planes de la COG a través del 11 de septiembre y de la Patriot Act. En resumen, el ataque de Moyers contra el gobierno secreto se limitaba en gran parte a lo que ya se sabía. Así que Moyers no se aventuró a entrar en el terreno de la política profunda.
Más recientemente, el profesor Lance deHaven-Smith propuso el concepto de Crímenes de Estado contra la Democracia (CED o SCAD [siglas en inglés] de State Crimes Against Democracy). Algunos de mis amigos han retomado ese concepto dentro del movimiento por la verdad sobre el 11 de septiembre, entre ellos Peter Phillips y Mickey Huff. El profesor deHaven-Smith clasifica como CED «acciones o inacciones concertadas entre miembros del gobierno [,] destinadas a manipular los procesos democráticos y a sabotear la soberanía popular». [59]
Una de las grandes ventajas de la hipótesis de los CED es que, contrariamente a lo que ha sucedido con mi trabajo, varias revistas académicas han hablado de ella –rompiendo así una especie de «barrera del sonido». Pero la expresión «crímenes de Estado» me plantea un problema. Por un lado, yo diría que el Estado, o algunos de sus componentes, son a menudo víctimas de los acontecimientos profundos, como el 19 de abril y el 11 de septiembre. Por otro lado, yo veo fundamentalmente al Estado como un garante de la democracia y no sólo como un enemigo de ella.
Estoy de acuerdo con el hecho que algunos miembros del gobierno desempeñan, en efecto, un papel importante en esos acontecimientos e incluso he analizado a algunos en los párrafos anteriores. Pienso, sin embargo, que es engañoso atribuir esos crímenes al Estado en su conjunto. En efecto, si un empleado de banco abre la puerta a un grupo de asaltantes, el resultado será un asalto, pero no realizado por el banco aunque puede calificarse de «complot interno».
El análisis de los CED es mucho más útil y complejo de lo que puedo explicar aquí y seguiré aprendiendo de quienes lo desarrollan. Pero esta teoría no tiene que ver con la política profunda. La lista de CED elaborada por el profesor deHaven-Smith incluye «las guerras secretas en Laos y Cambodia» que, más que acontecimientos, son dos decisiones políticas sobre las que sabemos que fueron tomadas en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Aunque en aquella época eran operaciones clandestinas y más que seguramente ilegales, nada tenían de misteriosas cuando se dieron a conocer. Por su naturaleza no eran verdaderamente «profundas».
En mi opinión, la presentación de los CED como una lucha entre el Estado y la democracia simplifica demasiado ambos conceptos y subestima sus contradicciones internas, contrariamente al programa de televisión de Bill Moyers. Después de todo, la democracia es una forma de Estado en la que la libertad y las prerrogativas del pueblo están constitucionalmente garantizadas por las autoridades estatales (o por lo que yo llamo el Estado público). Al menos uno de los CED analizados por el profesor deHaven-Smith –el asesinato de JFK– debería ser considerado más lógicamente como un crimen perpetrado en contra del Estado, más que por el Estado.
Peter Phillips y Mickey Huff parecen reconocer ese problema. Ellos no incluyen el asesinato de JFK en su lista de CED [60]. Sin embargo, esa omisión da lugar a una distinción artificial entre ese homicidio y otros acontecimientos profundos –como los asesinatos de Martin Luther King y de Robert Kennedy– que son, en mi opinión, síntomas de un mismo síndrome.
En resumen, estoy convencido de la importancia crucial de una distinción que no aparece en el análisis de los CED. Se trata de la diferencia entre el Estado público –ostensiblemente dedicado a favorecer el bienestar, los derechos y las prerrogativas del pueblo– y esa banda de poderes no oficiales que se mueven tanto dentro como fuera del gobierno, lo que de forma poco hábil he llamado el Estado profundo. A lo largo de medio siglo, este ha venido debilitando el poder civil progresista y persuasivo. Poco a poco ha ido reemplazándolo por un poder violento, autónomo, extraconstitucional e irrestricto.
Mi última objeción al análisis de los CED es de carácter práctico. En efecto, si el Estado es el autor de esos crímenes, el trabajo de los críticos debe consistir en movilizar contra él a la opinión pública. Lo cual hace el juego a las políticas libertarianas de quienes –como Alex Jones y otros ardientes defensores de la Segunda Enmienda– sienten una profunda desconfianza hacia el Estado público en su conjunto y no sólo hacia sus agencias clandestinas. El análisis del profesor deHaven-Smith no implica solamente a estas últimas sino a todo el gobierno de los Estados Unidos, y quizás incluso a los tribunales en particular. (En respaldo a esa acusación señala el acto inhabitual de la Corte Suprema que, en 2000, puso a George W. Bush en la presidencia, con 5 votos a favor y 4 en contra.)
Sin embargo, una estrategia cuyo objetivo es atacar al Estado en su conjunto me parece un ejemplo de política derrotista. Sobre ese aspecto podemos aclarar, una vez más, nuestras ideas mediante el estudio de la estrategia de la tensión aplicada en Italia, que constituye una tenebrosa historia de terrorismo ciego con un desenlace más feliz. En efecto, los atentados con bombas perpetrados en Italia dejaron de producirse, después del atentado de la estación de Bolonia, en 1980. Este cese de la violencia se debió a una serie de investigaciones enérgicas y valientes, realizadas primeramente por periodistas, después por comisiones parlamentarias y, finalmente, por los tribunales como el que dirigió el juez Imposimato, que también investigó el asesinato del primer ministre italiano Aldo Moro y el intento de asesinato contra el papa Juan Pablo II. No fue fácil lograr el triunfo de la verdad ante la violencia. Periodistas, parlamentarios y por lo menos un juez lo pagaron con la vida. Pero fue una clara victoria de algunos contrapoderes oficiales contra una parte del Estado.
El ejemplo italiano demuestra que las fuerzas oscuras que se mueven tras una estrategia de la tensión no son invencibles. Sugiere también que, para vencer al Estado profundo, la sociedad civil tendrá que aliarse a los sectores del Estado que pudieran ser finalmente movilizados para favorecer la búsqueda de la verdad.
Si este ensayo contribuye a que se alcance ese objetivo, ello querrá decir que otras personas habrán seguido las pistas investigativas definidas en este trabajo. No pretendo llegar a comprender yo solo la verdad sobre esos acontecimientos profundos estructurales. Pero sí espero haber logrado señalar algunas de las direcciones que deberían seguir las futuras investigaciones.
Traducción
Hugo Vidal


Este ensayo es una adaptación de un discurso pronunciado por el autor en la edición de 2012 del Festival de Oakland del Film sobre el 11 de Septiembre (Oakland 9/11 Film Festival), organizado por la Northern CA 9/11 Truth Alliance.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Maxime Chaix
[1] Peter Dale Scott, «El “Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre», Red Voltaire, 26 de enero de 2012.
[2] Daniele Ganser, Les Armées Secrètes de l’OTAN: Réseaux Stay Behind, Opération Gladio et Terrorisme en Europe de l’Ouest (Éditions Demi-Lune, Plogastel-Saint-Germain, 2011 [segunda edición]); Philip Willan, Puppetmasters: The Political Use of Terrorism in Italy (Constable, Londres, 1991).
[3] Vincenzo Vinciguerra, «Strage di Piazza Fontana spunta un agente USA», La Repubblica, 11 de febrero de 1998.
[4] «Secret agents, freemasons, fascists… and a top-level campaign of political “destabilisation”», The Guardian, 5 de diciembre de 1990; citado en Daniele Ganser, Les Armées Secrètes de l’OTAN, pp.30-31.
[5] Ganser, ibidem, pp.179-207, pp.307-32.
[6] Peter Dale Scott, La Route vers le Nouveau Désordre Mondial (50 ans d’ambitions secrètes des États-Unis) (Éditions Demi-Lune, Paris, 2010), p.254. Cf. Ganser, Les Armées Secrètes de l’OTAN, p.29.
[7] Ganser, Les Armées Secrètes de l’OTAN, p.54, citando El País, 26 de noviembre de 1990.
[8] Tunander, «The War on Terror», p.164.
[9] Cf. Peter Dale Scott, La Machine de guerre américaine: La politique profonde, la drogue, la CIA, l’Afghanistan… (Éditions Demi-Lune, Plogastel-Saint-Germain, 2012), p.62: «En febrero de 1989, el fiscal especial italiano Domenico Sica afirmó que la responsabilidad de ciertos atentados en la anterior década era de la mafia –lo que yo llamo la conexión narcótica global […]».
[10] Ganser, Les Armées Secrètes de l’OTAN, pp.179-207, pp.307-32.
[11] Scott Shane, «C.I.A. Is Still Cagey About Oswald Mystery», New York Times, 16 de octubre de 2009. Para mi análisis de las profundas similitudes entre el 22 de noviembre y el 11 de septiembre, ver Peter Dale Scott, The War Conspiracy: JFK, 9/11, and the Deep Politics of War (The Mary Ferrell Foundation, Ipswich, MA, 2008), pp.341-96.
[12] Ver Casa Blanca, «Message from the President Regarding the Continuation of the National Emergency with Respect to Certain Terrorist Attacks», 11 de septiembre de 2012.
[13] Sobre mi utilización ambivalente de la expresión «Estado profundo», ver Scott, La Machine de guerre américaine, pp.48-49.
[14] Para una introducción a ese documental, ver «A Noble Lie: Oklahoma City 1995 with James Lane and Chris Emery», Alex Jones Channel, 16 de diciembre de 2011.
[15] General Benton K. Partin, carta a los miembros del Congreso, 17 de mayo de 1995; citado en David Hoffman, The Oklahoma City Bombing and the Politics of Terror (Feral House, Los Angeles, 1998). Samuel Cohen, otro experto en explosivos, escribió a un miembro del Congreso estadounidense que «hubiese sido absolutamente imposible –y contrario a las leyes de la naturaleza– que un camión cargado de fertilizante y gasolina hiciese caer el edificio […] sea cual sea la cantidad [de esos productos explosivos]» (ibidem). El camión portador de una bomba [fabricada con nitrato de amonio que explotó frente a la oficina del primer ministro noruego parece corroborar las hipótesis de Partin y Cohen. En efecto, la bomba utilizada por Breivik rompió cristales pero no causó ningún daño estructural al edificio.
[16] 9/11: Explosive Evidence – Experts Speak Out, documental realizado por la asociación AE911Truth, transmitido el 16 de septiembre de 2012 por el canal de televisión estadounidense PBS Ver aquí una presentación de ese documental en el sitio web de la asociación ReOpen911; Cf. William Christison (ex alto responsable de la CIA, «Stop Belittling the Theories About September 11», Dissident Voice, 14 de agosto de 2006: Los edificios del World Trade Center fueron «muy probablemente destruidos por cargas [explosivas] de demolición controlada instaladas dentro de los edificios».
[17] Charles Doyle, «Antiterrorism and Effective Death Penalty Act of 1996: A Summary», Federation of American Scientists, 3 de junio de 1996. En un memorándum de diciembre del año 2000, Richard Clarke confirmó que esa ayuda provenía en aquel entonces del «Centro de Contraterrorismo de la CIA [CTC] y del Programa Antiterrorista [del Departamento de Estado] (ATA)».
[18] Peter Dale Scott, «La CIA, el 11 de septiembre, Afganistán y el Asia Central», Red Voltaire, 28 de septiembre de 2012; citando a Anthony Summers y Robbyn Swan, The Eleventh Day (Ballantine Books, New York, 2011), p.396.
[19] Scott, «La CIA, le 11-Septembre, l’Afghanistan et l’Asie centrale: Le lancement de la guerre de terreur des États-Unis». Esa retención de información tiene un importante precedente en 1963. Se trata de la obstrucción que la CIA organizó en contra del FBI. En efecto, durante las semanas que antecedieron el asesinato de JFK, la CIA ocultó al FBI gran cantidad de información fundamental sobre Lee Harvey Oswald.
[20] Peter Dale Scott, Deep Politics and the Death of JFK, p.280; citado en Scott, «El “Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre».
[21] Church Committee, «Report, Book III – Supplementary Detailed Staff Reports on Intelligence Activities and the Rights of Americans», p.682.
[22] Nate Jones, «Document Friday: “Garden Plot”: The Army’s Emergency Plan to Restore “Law and Order” to America», National Security Archive, 11 de agosto de 2011.
[23] Public Law 90-331 (18 U.S.C. 3056); conversación en Peter Dale Scott, Paul L. Hoch y Russell Stetler, The Assassinations: Dallas and Beyond (Random House, New York, 1976), 443-46; citado en Scott, «El “Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre».
[24] Agentes de la DIA [Defense Intelligence Agency, la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa.] apoyaban al Secret Service y, en aquella época, su número aumentaba drásticamente. El Washington Star explicaría más tarde que «la importante extensión de la búsqueda de información de inteligencia [por parte del Ejército] […] no comenzó hasta después del asesinato a tiros del reverendo Martin Luther King» (Washington Star, 6 de diciembre de 1970; reimpreso en Federal Data Banks Hearings, p.1728); citado en Scott, «El “Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre».
[25] George O’Toole, The Private Sector (Norton, New York, 1978), p.145, citado en Scott, Deep Politics and the Death of JFK, pp.278-79; también citado en Scott, «El “Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre».
[26] Peter Dale Scott, «Overview: The CIA, the Drug Traffic, and Oswald in Mexico», History Matters; citando a Michael Beschloss (director del libro, Taking Charge: The Johnson White House Tapes, 1963-1964 (Simon & Schuster, 1997), New York, p.22. Los relatos «primarios», seguidos de desmentidos mediáticos «secundarios», han seguido saliendo a la luz hasta el día de hoy. El más reciente fue la publicación, en 2012, por el ex oficial de la CIA Brian Latell, de una alegación proveniente de un informante según la cual Fidel Castro sabía de antemano que JFK sería asesinado en Dallas (Brian Latell, Castro’s Secrets: The CIA and Cuba’s Intelligence Machine [Palgrave Macmillan, New York, 2012]).
[27] «The Iraq Connection», Wall Street Journal, 5 de septiembre de 2002; «Take AIM: Jayna Davis on OKC Third Terrorist», AIM.org. Cf. Dana Rohrabacher, Informe del Presidente de la Subcomisión de Investigación y Supervisión de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes «The Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?», 26 de diciembre de 2006.
[28] Richard Clarke, Against All Enemies: Inside America’s War on Terror (Free Press, New York, 2004), pp.97-99.
[29] Jim Naureckas, «The Oklahoma City Bombing: The Jihad That Wasn’t», Extra! (Fair.org), julio-agosto de 1995.
[30] Jayna Davis, The Third Terrorist: The Middle East Connection to the Oklahoma City Bombing (Thomas Nelson, Nashville TN, 2004); Dana Rohrabacher, Informe del presidente de la Subcomisión de Investigación y Supervisión de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, «The Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?», 26 de diciembre de 2006.
[31] Clarke, Against All Enemies, p. 167.
[32] Tim Weiner, «Pentagon Book for Doomsday Is to Be Closed», New York Times, 17 de abril de 1994. Citado en Scott, La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, p.260-61.
[33] Andrew Cockburn, Rumsfeld: His Rise, Fall, and Catastrophic Legacy (Scribner, New York, 2007), p.88 ; citado en Scott, La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, p.261.
[34] Scott, «El “Proyecto Juicio Final” y los eventos profundos: el asesinato de JFK, el Watergate, el Irangate y el 11 de septiembre».
[35] En la actualidad, a menudo observamos acontecimientos profundos que implican a informantes. Mientras escribo estas líneas, los titulares hablan de una ola de violencia en el mundo musulmán. Esa violencia se desató a raíz de un largometraje islamofóbico especialmente abyecto cuyos autores admiten que se trató de una provocación deliberada (Sheila Musaji, «The Tragic Consequences of Extremism», The American Muslim, 14 de septiembre de 2012). Posteriormente, no me sorprendió leer que Nakoula Nakoula, uno de los responsables del largometraje, fue también informante federal («Producer Of Anti-Islam Film Was Fed Snitch», The Smoking Gun, 14 de septiembre de 2012). Como ya escribí en mi cuenta de Facebook, «pienso que deberíamos evitar las conclusiones apresuradas ahora que Nakoula Nakoula, uno de los que concibieron el film, resulta ser un informante del gobierno. Pero esa información complica tanto las bambalinas de ese supuesto “film amateur” que refuerza mi hipótesis inicial; en otras palabras, puede tratarse de otro acontecimiento profundo (correspondiente a la definición que explico en mi libro La Machine de guerre américaine).»
[36] Scott, La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, pp.213-225.
[37] Scott, The War Conspiracy, pp.355-56, pp.357-63 («Le rôle des agents doubles»); Cf. Scott, Deep Politics and the Death of JFK, pp.247-53, pp.257-60.
[38] Ver de Anthony Summers, Official and Confidential: The Secret Life of J. Edgar Hoover (PocketBooks, New York, 1994), capítulo.29, n4; de Harrison E. Livingstone, The Radical Right and the Murder of John F. Kennedy (Trafford, Bloomington, IN, 2006), p.131 (Oswald); de Lawrence Wright, «The Agent», The New Yorker, 10-17 de julio de 2006, p.68; cf. Wright, Looming Tower, pp.339-44 (al-Hazmi y al-Mihdhar).
[39] Esa hipótesis corresponde a otras características de McVeigh, típicas de lo que yo había definido anteriormente como el estereotipo del culpable designado. Una de esas características es la increíble facilidad con la que McVeigh fue rápidamente arrestado, mientras conducía un vehículo sin placas de inmatriculación. En 20008, yo comparaba a Oswald con los presuntos secuestradores aéreos del 11 de septiembre en el trabajo: «É» (Scott, The War Conspiracy, pp.347-49). David Hammer, quien se hallaba en el corredor de la muerte con McVeigh, escribió que este último le dijo repetidamente que él era un agente federal infiltrado que estaba participando en una operación tendiente a la localización de activistas de extrema derecha. Ver, de David Paul Hammer, Deadly Secrets: Timothy McVeigh and the Oklahoma City Bombing (AuthorHouse, Bloomington, IN, 2010).
[40] Jefferson Morley y Michael Scott, Our Man in Mexico: Winston Scott and the Hidden History of the CIA (University of Kansas Press, Lawrence, Kansas, 2008) [sobre el 22 de noviembre]; Kevin Fenton, Disconnecting the Dots (Trine Day, Walterville, OR, 2011) [sobre el 11 de septiembre].
[41] J.M. Berger, «Patriot Games: How the FBI spent a decade hunting white supremacists and missed Timothy McVeigh», Foreign Policy, 18 de abril de 2012.
[42] «Primeramente creada por Tom Posey en el marco de la Civilian Military Assistance (CMA), esa facción operaba como un ala clandestina de los Contras, la red ilegal de la administración Reagan. La CMA de Posey comenzó como un complemento del Ku Klux Klan de Alabama. Después empezó a hacerse activa en el contrabando de armas hacia Centroamérica, con el respaldo de una operación de la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa [DIA] [operación] designada “Yellow Fruit”. Posteriormente se acusó a la CMA de haber violado la Neutrality Act con sus actividades de tráfico de armas. Varios responsables del equipo de North y de la administración Reagan participaron en el juicio y las acusaciones acabaron siendo abandonadas por extrañas razones. Según ellos, la Neutrality Act se aplicaba únicamente en tiempo de paz, pero ellos consideraban que la operación de los Contras era el equivalente de un estado de guerra formal.» (Paul de Armond, «Racist Origins of Border Militias»).
[43] «John McCain has worked with white racists before», Daily Kos, 12 de octubre de 2008. No he podido determinar si fue a Tom Posey a quien David Koch nombró «Tesorero de sus ciudadanos por una economía sana» (Treasurer of his Citizens for a Sound Economy). Cf. «Tom Posey, KKK, Koch Brothers, CSE».
[44] J.M. Berger, «Patriot Games: How the FBI spent a decade hunting white supremacists and missed Timothy McVeigh», Foreign Policy, 18 de abril de 2012.
[45] John Berger, «Witness Mahon Claimed He Was Third Man in Oklahoma City Bombing», Intelwire, 10 de enero de 2012.
[46] Cf. Dana Rohrabacher, Informe del Presidente de la Subcomisión de Investigación de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, «The Oklahoma City Bombing: Was There A Foreign Connection?», 26 de diciembre de 2006.
[47] Sobre Strassmeir y su papel de agente de inteligencia, ver por ejemplo el informe de investigación preparado por el representante de Oklahoma Charles Key en Comisión de Investigación sobre el atentado de Oklahoma City, Final Report, pp.460-62; David Hoffman, The Oklahoma City Bombing and the Politics of Terror (Feral House, Venice City, CA, 1998), pp.121-47.
[48] Athan G. Theoharis, The FBI: A Comprehensive Reference Guide (Oryx Press, Phœnix, AZ, 1999), p.94.
[49] Ralph Blumenthal, «Tapes Depict Proposal to Thwart Bomb Used in Trade Center Blast», New York Times, 28 de octubre de 1993.
[50] «Top Italian Judge Refers 9/11 to International Criminal Court», Aangirfan, 11 de septiembre de 2012. En francés: «EXCLUSIF: Un haut magistrat italien va dénoncer les USA devant le Tribunal pénal international de La Haye: “Ils savaient pour le 11-Septembre”». En español: «EXCLUSIVO: Alto magistrado italiano denunciará a Estados Unidos ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya: “Ellos sabían [de antemano] lo del 11 de septiembre”», ReOpen911.info, 15 de octubre de 2011.
[51] Scott, La Route vers le Nouveau Désordre Mondial, pp.213-225. Antes y después de 1993, al igual que antes y después de 2001, el fiscal estadounidense Patrick Fitzgerald desempeñó un papel crucial en el ocultamiento de la verdad. Scott, ibidem, p.214-15, pp.218-23; Peter Lance, Triple Cross (Regan/HarperCollins, New York, 2006), pp.219-23, pp.274-79, pp.298-301, pp.317-18, pp.358-64, etc.
[52] Scott, La Machine de guerre américaine, pp.48-49.
[53] Bill Moyers, The Secret Government, PBS, 1987.
[54] Peter Dale Scott, «Northwards without North», Social Justice (verano de 1989); versión revisada: «North, Iran-Contras, and the Doomsday Project: The Original Congressional Cover Up of Continuity-of-Government Planning», Asia-Pacific Journal: Japan Focus, 21 de febrero de 2011.
[55] Ver, por ejemplo: Tim Weiner, Legacy of Ashes (Doubleday, New York, 2007), pp.396-404; Scott y Marshall, Cocaine Politics, pp.125-64 [Posey].
[56] Las acciones ilegales de Oliver North acabaron movilizando a célebres traficantes de droga para respaldar a los Contras. Entre sus asociados más dudosos se hallaba la CMA, el grupo paramilitar nacionalista de Tom Posey. Esa organización se convirtió posteriormente en uno de los principales blancos de la operación PATCON (Berger, «Patriot Games»).
[57] Sobre la distinción entre los comerciantes (traders) y los guerreros (warriors o «prusianos»), ver Michael Klare, Beyond the “Vietnam Syndrome” (Institute for Policy Studies, Washington, D.C, 1981); Peter Dale Scott, «Korea (1950), the Tonkin Gulf Incident, and 9/11: Deep Events in Recent American History», The Asia-Pacific Journal: Japan Focus, 22 de junio de 2008.
[58] Tengo una experiencia personal al respecto: Durante una discusión sobre el Irángate en un círculo de reflexión basado en Washington, los dos productores del programa de Moyers me filmaron por largo tiempo. Una semana antes de la transmisión del programa por el canal PBS, me garantizaron que yo iba a aparecer en él. Pero al final lo único que se vio de mi participación en aquella discusión fue mi antebrazo. Fue lo que se vio en una extraña foto del grupo de participantes en aquel círculo de reflexión, que estaban sentados alrededor de una mesa de conferencias. En aquella época, mis investigaciones se concentraban en las actividades de George Bush [padre] y de Oliver North, de este último se sospechaba por entonces que había preparado planes que incluían la «suspensión de la Constitución». Las diferentes comisiones del Congreso, al igual que el programa televisivo de Moyers, nunca investigaron esas actividades. Ver Scott, «North, Iran-Contra, and the Doomsday Project: The Original Congressional Cover Up of Continuity-of-Government Planning», The Asia-Pacific Journal: Japan Focus, 21 de febrero de 2011.
[59] Lance deHaven-Smith, «Beyond Conspiracy Theory: Patterns of High Crime in American Government», American Behavioral Scientist, p.53, p.796; citando a Lance deHaven-Smith, «When political crimes are inside jobs: Detecting state crimes against democracy», Administrative Theory & Praxis, p.28 (3).
[60] Peter Phillips et Mickey Huff, «State Crimes Against Democracy», Media Freedom International, 2 mars 2010.